Este año se cumplieron 25 años del regreso a la democracia después de la oscura noche de la dictadura genocida y yo eché de menos que se hicieran más homenajes que el que hizo el San Martín reponiendo Gris de ausencia y El acompañamiento, de Roberto Cossa y Carlos Gorostiza, respectivamente. En cambio, me parece auspicioso no sólo que el Nacional Cervantes haya retomado vuelo después de años difíciles y poco activos, sino que entre toda esa actividad haya albergado a Teatro x la Identidad en su sala mayor. La democracia hay que seguir cuidándola, aunque parezca lo contrario. Hubo amenazas de atentado en el Cervantes, lo mismo que las sigue habiendo contra el movimiento “Chicos contra la Pobreza”, que denuncia que mueren por día 27 niños en nuestro país por causas que podrían evitarse. También hay que seguir cuidando al teatro, aunque parezca lleno de vitalidad por lo cuantitativo del fenómeno. Hay muchos de esos espectáculos que no duran más de dos meses en salas pequeñas y con una función por semana. Se pueden producir gracias al otorgamiento de los subsidios del Instituto Nacional del Teatro y de Proteatro del G.C.B.A. Pero resta inventar modalidades de promoción y difusión que no sea el “boca a boca” y obtener recursos a tal fin.