Fernando Trueba fue crítico cinematográfico antes de ser director. “Yo me pasaba el día en el cine y, de repente, comenzaron a pagarme por escribir, que era lo que me gustaba –cuenta Trueba–. Entonces, me pareció genial porque hasta entonces, yo sólo pagaba por ir al cine. Lo hice durante poco tiempo, pero, en verdad, siempre me ha interesado mucho la crítica de cine”, reconoce. Teniendo en cuenta su antigua profesión, la duda de este cronista es si Trueba lee las críticas de sus películas como director o bien se acuerda de los tiempos en que buscaba no tener condicionamientos para escribir, y, entonces tiene consideración a quien comenta un film suyo. “Yo no las leo”, sorprende Trueba. Y lo argumenta de la siguiente manera: “No leo nunca nada sobre mí, ni veo nada sobre mí”. ¿Por qué? “Porque no me intereso (risas). Para mí, yo carezco de interés, salvo en que quiero vivir lo mejor posible, comer lo mejor posible, leer y ver cosas buenas. Pero lo que me interesan son esas cosas. Yo mismo no me intereso en absoluto, salvo el tema de la salud, ya que intento cuidarme. Pero no me intereso como tema.” Por eso es que Trueba nunca se ha psicoanalizado. “¿Qué voy a estar hablándole a un tipo de mí mismo? Me parece el colmo. Yo iría al psiquiatra si él me contara cosas de la gente que va (risas). Así iría y le pagaría. ¿Pero pagarle para contarle las cosas mías? ¡Qué horror! No sé si eso en Argentina es una blasfemia” (risas).