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Miércoles, 12 de septiembre de 2012

DISCOS › OTRA FORMA DE HACER DISCOS

Crear una industria

A Song Is a Song Vol. 1 es el resultado (de estudio) de una serie de conciertos que Richard Coleman hizo a principios de este año en los que, solo con su guitarra o con la eventual compañía de Bodie Datino, repasó canciones en inglés que siempre le gustaron. En el álbum quedaron temas de Johnny Cash, Depeche Mode, PJ Harvey, Brian Eno y Nick Drake, por ejemplo. Pero en la serie de presentaciones en vivo –que culmina hoy a las 21 en Ultra, San Martín 678– el número se amplía a una veintena de canciones. El álbum fue financiado a través del aporte anticipado de los fans: quienes ayudaron a la publicación recibieron el disco antes junto a una remera y tuvieron acceso a un concierto exclusivo, además de ver para siempre su nombre estampado en los créditos del disco. Un método similar empleó Ultrapop en la edición de Cuadro, la caja de Melero que junta los álbumes Cámara, Rocío, Piano y Tecno, todos con bonus tracks. “Uno de los criterios fue no tocar los discos, que sean como eran”, explica Melero. “No quise caer en la tentación de pensar cómo podrían haber sido y cambiar el pasado. El lema del disco es ‘versiones originales sin remasterizar’, directamente.”

Melero se entusiasma hablando del método elegido para llegar a la publicación. “Lo hice con Ultrapop porque es un sello utopista. Eso no quiere decir que las cosas no se hagan: lo otro es la distopía, donde nada puede concretarse. De ahí venimos los argentinos. Yo prefiero la utopía, que puede concretarse. Con los años, comprendí que hay gente dentro de lo que sería el ‘negocio’ con la que no hay que sentarse a hablar.” Coleman le atribuye “una situación de aventura” a la experiencia del crowdfunding adaptado. “Me viene al dedillo con el proyecto de A Song Is a Song. Es como un antidisco, en un punto. Gustavo (de Ultrapop) me propuso esta idea y lo apoyé porque para mí era un disco experimental y para él también lo era en lo ejecutivo. Y ha sido un éxito, realmente salió bárbaro y en poco tiempo.”

“Estamos creando una industria”, se planta Melero. “Me parece que es una situación atípica, por eso nos corresponde, como siempre. Tiene que ver con la intención del arte: es típico encontrar escollos y también encontrar a veces un socio, como Ultrapop en este caso. Porque, por lo general, lo corporativo no se puede asociar a un artista. Sólo lo está cuando ‘ya la pegó’: la asociación viene después. En general, no hay desarrollo de artistas. Y también hay mucho desconcierto entre la gente que recién empieza a tocar. Noto que nadie sabe cuál es la vía, verdaderamente. Parecía que era Internet, pero demostró no serlo. Al final, en Internet triunfaron los que hubieran triunfado en una compañía que edita a Bandana o a lo que sea que parezca a eso ahora.”

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