TEATRO › OPINIóN
› Por Jorge Blandón *
Entre Catalinas Sur y Nuestra Gente hay una bella hermandad que camina por América latina. Saberse hermanos, pares, cómplices, compadres, aprendices sólo se comprende caminando, trasegando caminos, aun en medio de quienes intentan destruirlos.
Con Catalinas Sur y su director, Adhemar Bianchi, nos conocemos desde la historia reciente del teatro en comunidad. Sus voces nos llegaron desde todos lados, mediante revistas, libros, cartas, cuchicheos de esquina: ellas nos decían que, con su labor, hacía que el teatro que nosotros hacíamos en Medellín fuera noticia más allá del barrio. Estas noticias se escuchaban en otras comunidades de Villa Salvador, El Alto, o Cumanayagua; tantos lugares como sueños existen.
Estas historias nos animaron a creer que ése era el camino y decidimos encontrarnos con estos amigos en la esquina de la casa amarilla de Nuestra Gente, y en aquella otra del barrio de La Boca. Como dice Adhemar, “muchachos de barrio” que fuimos haciéndonos eco de nuestros otros amigos, hasta ver realizado un sueño de tantos y de todos: la Red Latinoamericana de Teatro en Comunidad, una apuesta continental que hoy conforma un entramado de más de ochenta grupos, en diez países; que atiende con su profunda y alegre rebeldía el llamado de todas las comunidades. Arte que hace transformación social y cultural.
Reconocemos en el grupo Catalinas Sur, el teatro de vecinos más importante no sólo de la Argentina, sino del mundo. Mujeres y hombres que son reconocidos por su bella apuesta y opción vital de hacer teatro con todos y por todos, es decir, que el teatro se vea y palpe como derecho inalienable de ciudadanía.
* Referente del grupo de teatro comunitario Corporación Cultural Nuestra Gente, de Medellín, Colombia.
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