CINE
Las vidas de Darín
- Primera vida: “Laburaba en televisión, haciendo bolos, figurando en el fondo de una toma, era feliz de autoabastecerme, pasar guita en mi casa. Empecé a saber que nunca tenía que creérmela. Yo vi a mis viejos, actores, llorar por la falta de trabajo, y eso te marca para siempre”.
- Segunda vida: “Fue la explosión mediática que me dio la TV. Eso fue una especie de torbellino. Eramos varios, formábamos parte de una generación con la que se hizo mucho ruido. Para aplastarnos, nos pusieron el mote de galancitos, como si no nos diera el piné para ser galanes. Y era a la vez un tiro por elevación para los galanes más grandes, con mala leche a dos puntas. Si no fuiste muy ligador, que las chicas te corran para darte un beso no necesariamente te caía mal”.
- Tercera vida: “Fui el galán de Andrea del Boca en Estrellita mía. Me acostumbré, como todo actor de acá, a hacer de todo. Hay que tener que convivir con una dicotomía permanente y eso me dio mucha cancha, mucho oficio”.
- Cuarta vida: “Mi primera etapa en el cine fue en películas con mucha acción o comedias, como La carpa del amor, de Adolfo Aristarain; La rabona, de Mario David, y Revancha de un amigo, de Aníbal Di Salvo”.
- Quinta vida: “Me tocó una seguidilla de películas de Fabián Bielinsky y Juan José Campanella, como El mismo amor, la misma lluvia, El hijo de la novia, Luna de Avellaneda y Nueve Reinas, que me permitieron mostrar el oficio. Fue, como dicen, el comienzo de mi internacionalización”.