La notoriedad de Cielo Latini puso en relieve la variedad de sitios de Internet dedicados a la promoción de la anorexia. El suyo se llamaba Me como a mí, y ya no está en circulación desde que la autora de Abzurdah se declara curada (siempre en términos provisorios). Pero hay más de diez mil páginas web en todo el mundo que promueven la anorexia y la bulimia. Los tópicos más comunes de las páginas, cuyo precursor es el sitio All about Anna, son: “la carrera de kilos” en la que la usuaria fija su altura y su peso y se propone objetivos de pérdida de peso por semana; “la dieta” que por lo general es más una opción de abstinencia que de alimentación alternativa; “los medicamentos” que sugieren listados de adelgazantes y laxantes y “autolesiones” bajo la creencia compartida de que es una técnica útil de autoagresión para lograr que el cuerpo queme calorías por reacción al dolor. El costado menos servicial, donde se pone en juego el lado aspiracional de la enfermedad, es la “galería de fotos” de celebridades flaquísimas.

Para identificarse, muchas veces las usuarias proponen llevar una pulsera roja con bolitas si son anoréxicas o una morada si son bulímicas. El orgullo del estilo de vida se presenta como sentido de pertenencia a una tribu inusual, no como aceptación del estigma sino como su reelaboración a rasgo de personalidad. Eso queda claro en una de las cartas a sus detractores, que Cielo Latini incluye en Abzurdah para justificar la existencia de Me como a mí. Lo dice de este modo, dirigiéndose a una tal Malena Ortelli: “Lo que yo quiero hacer es que la sociedad acepte a este pedacito de sociedad, a esta minoría que somos nosotras: las que hemos elegido un estilo de vida diferente al del común de la gente. Y gracias a Dios tenemos la posibilidad de elegir todavía. Podemos elegir alejarnos de la gente que come asquerosamente y engorda y después se lamenta diciendo que está gorda. Me parece estúpido que estés haciendo una campaña en contra de Ana, aun sin saber lo que es. Mi Orgullo Anoréxico y yo te pedimos que desistas. No quieras hundirnos porque vamos a elevarnos de nuevo”.

El orgullo de mariposas y princesas se manifiesta en Internet como la negativa a crecer presente en muchas pacientes o la tendencia a la perfección de vida efímera. De los consejos más comunes que se relevan se desprende un metódico trabajo de compilación. Se leen ingenuos programas para adelgazar: por cada mordisco un sorbo de agua, duchas frías para quemar calorías, sacar el perro en el horario del almuerzo para evitar la comida, pegar fotos de modelos en la puerta interior de la heladera, beber agua antes del análisis de orina o sangre para limpiar el cuerpo de acetonas, entre otras invenciones. Me como a mí agregaba la estetización del tema, en textos pulidos que conseguían mitificar a la tribu y dotarla de una forma insólita de la militancia. “Solamente estoy diciendo que nosotras tenemos derechos como cualquier otra persona –escribió Cielo Latini– y no pueden obligarnos a hacer nada si ya tomamos una dirección, un curso de acción en la vida. Yo cada día soy más perfecta y cada día estoy más feliz. Sinceramente. Lágrima.”