–Ahora tenemos un jaguar. No sé… por ahora creo que no, porque Borges tiene una impronta política que puede resultar antipática a algunos –y simpática a otros– por su costado antiperonista. Si hubiera un gobierno que pusiera a Borges en un billete, el siguiente lo sacaría. Quizá más adelante, en el futuro. Me gustaría que hubiera un billete de Borges, de Cortázar… La verdad que me gustaría que hubiera escritoras y artistas en los billetes. En Uruguay hay billetes con (Pedro) Figari y Juana de Ibarbourou; en un billete que ya salió de circulación estaba (Joaquín) Torres García; era un billete precioso con un cuadro de él. Ahora tendieron a neutralizar esta pulsión de Titanes en el ring con los animales. Acá siempre van a estar en pugna ciertas figuras.

–Sí, por supuesto, pero es una manera de querer neutralizar los conflictos.

–Es querer hacer algo que les guste a todos… No me va a molestar cuando me paguen con jaguares, que son de 500 pesos (risas). Una vez escribí un poema que se llama “Billete de 100”, el de Roca y “la campaña del desierto”. Había una edición de ese billete, que después lo cambiaron, que tenía unas flores gigantes de adorno que rodeaban al ejército. Toda esa idea del desierto, de ir a conquistar el desierto, tiene ya una trampa en el nombre. Hay como un vaciamiento previo del concepto. El billete de Evita me gusta, me parece un lindo billete. Ella está un poquito estilizada, parece una baronesa austrohúngara, pero Evita tenía una belleza más argentina.