Sábado, 30 de diciembre de 2006 | Hoy
TELEVISION › OPINION
Por Alejandro Kaufman *
El 2006 fue un año de auge del antisemitismo por entero, aparte de otros acontecimientos injustificables o condenables que también sucedieron, y que en lugar de ser distinguidos en función de la defensa de los derechos humanos, dieron lugar a una retórica cuyos ecos más lejanos tienen siglos y su repetición se propala como un calco. Tres eventos mediáticos ejemplares. En la TV, un programa del Canal 26 puso en confrontación a un familiar de una víctima de la AMIA con un clérigo que, en lugar de limitarse a discutir las acusaciones de la fiscalía argentina contra funcionarios iraníes, propuso e insistió sobre la necesidad imperiosa de investigar la pista del “autoatentado”. Ante la consternación del familiar de la víctima de la AMIA, el clérigo expresó su conmiseración por el dolor de quien habría sido afectado por tal “autoatentado”. En otro canal, un representante de la comunidad islámica argentina comparó la lesión a la soberanía argentina que implicaron los atentados contra la Embajada y contra la AMIA con la ocasión en que el Estado de Israel también había invadido a su vez la soberanía argentina. El espeso silencio que se produjo fue interrumpido por la confirmación del invitado: efectivamente, comparaba la captura de Adolf Eichmann con los atentados. En el medio gráfico de mayor circulación, en el transcurso de los días más trágicos de la guerra entre Hezbolá e Israel, una noticia encontraba un lugar principal: Jack el Destripador, según Scotland Yard, había sido un judío de apellido Kosminsky. El sitio web del diario remitía a Scotland Yard, donde se podía comprobar, sin embargo, que Kosminsky era uno de cuatro sospechosos principales, no el único, como decía el diario, y que la noticia no era de esos días sino vieja. Aun con ejemplos semejantes, formó parte de la ola antisemita desmentir cualquier indicación al respecto como mera justificación de crímenes cometidos en el Medio Oriente. El caso de la confrontación entre el familiar de una víctima y el propagandista del autoatentado tiene un solo antecedente comparable en la historia de la TV argentina: la entrevista que hizo Enrique Llamas de Madariaga a un judío durante la dictadura del Proceso para interrogarlo sobre la culpabilidad secular del pueblo al que pertenecía su invitado.
* Investigador en medios y comunicación.
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