El locutorio, ya homologado en su estatuto al cibercafé (ya que ni uno se restringe al uso telefónico ni el otro ofrece una consumición para acompañar la consulta), mereció también, en el último tiempo, investigaciones estadísticas como la que encaró la consultora D’Alesio Irol, acerca de las características medias del usuario, los usos más frecuentes, el contraste con otros países y su incidencia en la extensión del acceso a Internet en la Argentina. Entre otras conclusiones, Nora D’Alesio explica que “es uno de los caminos de introducción de Internet en la población. Es un modo de democratización, ya que en realidad la mayor parte de los jóvenes de un nivel económico más bajo han accedido a Internet a través del cibercafé”.

Para D’Alesio, “hay ciertos prejuicios sobre la oscuridad del lugar y la preminencia de los juegos, pero hay una realidad que tiene que ver con el acceso al mundo global para quienes tienen dificultad de pagar una computadora. Esta explosión es única en la Argentina. Por ejemplo, en España no se encuentra un fenómeno similar”. Más presentes en economías periféricas que en centrales, ligadas a una menor posesión de máquinas portátiles por cada usuario o al temor de hacerla circular en las calles porteñas, los locutorios dan sorpresas a los investigadores. “La gente de nivel socioeconómico más bajo se saltea el acceso telefónico y entra directamente al mundo de la banda ancha, donde abundan los contenidos que son de multimedia”. La singularidad de la Argentina, que bate records de cantidad de locutorios por metro cuadrado a lo largo y a lo ancho del territorio, también fue objeto de seguimiento para la consultora. “En otros países de Latinoamérica –argumenta– hay niveles de marginalidad más altos que los nuestros. En algunos casos Internet está entrando por los más jóvenes. A medida que Internet se convierte en algo de todos los días, el lugar por el que uno accede deja de tener importancia. Empieza a cortar niveles sociales. Internet siempre son caminos de acceso. Y estamos obligados a estudiar cada uno de esos caminos.”