- “Mientras trabajé e hice la película estuve al margen de todo, incluso de mi familia. No noté nada. Y después, la repercusión que tuvo fue buena, desde el público y la crítica. Todos están muy alegres. Ya había recibido buena energía de Portaluppi, de Luciano Cáceres: no pensaba que ellos podían ponerse contentos por lo que me pasara. Mucha gente me mira, y antes no me miraba. Lo nuevo fue la construcción de un personaje desde las semejanzas y opuestos con mi vida” (Silvia Pérez, de vedette a actriz de Encarnación).

- “El cambio fue total, es como estar parado del otro lado del mostrador. Por ejemplo, yo estaba grabando un cuento en el que también actuaba y una actriz tenía que andar a caballo, y yo no podía separar la responsabilidad que sentía como productor, de que todo estuviera bien, con mi condición de actor. Fue complicado desde ese punto de vista. He sido dirigente de mi sindicato, aunque pedí licencia hasta el final del mandato, porque cuando ganamos las elecciones no estaba el proyecto de la producción, y cuando salió no me pareció ético seguir. Cuando deje de producir volveré a la militancia” (Coco Silly, de actor a productor de Los cuentos de Fontanarrosa, Canal 7).

- “Traté de explicar mediante imágenes por qué razón la Antigüedad representaba al intersexual como un plusválido: un todo, un conjunto que multiplicaba el goce y la atracción” (Lucía Puenzo, de escritora de directora de XXY).