Sábado, 20 de diciembre de 2003 | Hoy
NOVEDADES EN CIENCIA
NewScientist
El achaque de las cucarachas
El tiempo pasa para todos, incluso para las resistentes cucarachas: un grupo
de biólogos estadounidenses ha observado claros signos de deterioro físico
en ejemplares de edad avanzada. Los resultados han sido publicados en la revista
británica New Scientist. Recientemente, la doctora Angela Ridgel y sus
colegas (Case Western Reserve University en Cleveland, Ohio, Estados Unidos)
reunieron a un grupo de cucarachas discoidales (Blaberus discoidalis) de distintas
edades en su laboratorio. Algunas eran jóvenes de apenas unas semanas,
pero otras tenían hasta quince meses, lo que es muchísimo para
una cucaracha. Y bien, resultó que estos ejemplares ancianos se movían
menos que las otras, caminaban más lentamente y su andar era por momentos
claramente tambaleante. Según Ridgel y los suyos, todo eso se explica,
fundamentalmente, por el aumento de tamaño y la menor flexibilidad de
las articulaciones: “Frecuentemente sus patas chocan entre sí,
y eso las hace tambalear y moverse con más lentitud”, dice la bióloga
estadounidense. Por otra parte, uno de los experimentos reveló que las
cucarachas más viejas también tienen problemas a la hora se subir
pendientes: mientras que todas las jóvenes podían trepar, sin
ningún problema, planos inclinados a 45, el 58% de las que tenían
edades de 60 semanas o más no podían hacerlo. Si bien es cierto
que ya se habían realizado investigaciones parciales con abejas y moscas,
éste sería el primer estudio detallado sobre los efectos físicos
del envejecimiento en los insectos.
Archaeology
Cepillo de dientes del siglo XVIII
El hábito de la limpieza dental parece remontarse hasta nuestros lejanos
ancestros africanos de hace millones de años. Sin embargo, los verdaderos
cepillos de dientes son algo muchísimo más reciente. Y uno de
los primeros acaba de aparecer en unas excavaciones realizadas en Alemania.
Tal como cuenta la revista especializada Archaeology, la singular pieza fue
encontrada por un equipo de arqueólogos alemanes cerca de la ciudad de
Minden, junto a los restos de un hospital del siglo XVIII. Y según estos
expertos, pertenecientes a la Asociación del Paisaje de Westfalen-Lippe,
el pequeño cepillo, de unos diez centímetros de largo, tendría
al menos 250 años. Y eso lo convertiría en el más viejo
jamás encontrado en Europa. Lógicamente, no está en muy
buenas condiciones: está muy desgastado y sus cerdas prácticamente
han desaparecido. Pero se conserva su curioso mango, fabricado con hueso animal,
y en su otro extremo presenta una suerte de cucharita, que ha sido tallada en
la misma pieza. Al parecer, esa cucharita habría sido utilizada para
la limpieza de los oídos. Los descubridores del cepillo han dicho que
es muy parecido, aunque un poco más antiguo, a otro hallado a principios
de año en Quedlinburg, unos 170 kilómetros al este de Minden.
Este verdadero record odontológico marca un hito en la historia de los
cepillos de dientes, pequeñas herramientas de higiene bucal que comenzaron
a hacerse populares hace más de dos siglos, cuando el azúcar pasó
a formar parte significativa en la dieta de los europeos.
nature
El enigma del enigma
Como suele suceder con las bombas mediáticas, estallan, hacen mucha alharaca
y se diluyen como si nunca hubieran existido. Más aún si la noticia
es falsa o conlleva algún grado de error. De cualquier manera, a la retractación
nunca se le da el mismo espacio otorgado a la noticia original. Hace unas semanas
un cable recorrió diarios y sitios de Internet: “Una estudiante
sueca de 22 años habría resuelto uno de los mayores problemas
matemáticos jamás planteados, la incógnita número
16 de Hilbert”. La noticia lo tenía todo: sorpresa, una jovencísima
estudiante como protagonista (que afirmó “solo me tomó unas
horas resolverlo luego de haberlo expresado de forma correcta”) y un centenario
problema que ni los más prestigiosos matemáticos del mundo hasta
ahora habían podido derrotar. Todo estaba de lo más bien hasta
que el artículo se convirtió en el blanco de críticas de
varios matemáticos. Por ejemplo, John Mather (Universidad de Princeton,
Estados Unidos) dijo: “Es completamente inadecuado. No puedo creer que
alguien haya creído que era la solución”. “El razonamiento
es falso”, sostuvo el matemático Grigori Rozenblioum (Chalmers
University of Technology, Suecia). Hasta Yishao Zhou, la supervisora de Elin
Oxenhielm (la autora del trabajo, foto), le propinó varios golpes: “El
paper está incompleto y contiene varios errores”.
La cuestión es que, después de una nueva investigación,
la prestigiosa revista Nonlinear Analysis (la misma publicación que había
aprobado el paper, es decir, que lo sometió a un proceso de referato)
retiró el artículo. En su defensa, Oxenhielm sólo atinó
a decir que los críticos “no entendieron sus métodos”.
De las 23 incógnitas matemáticas para el siglo XX presentadas
por David Hilbert en París en el año 1900 actualmente existen
tres sin resolver; una de ellas es la hipótesis de Riemann sobre la función
zeta. El paper de Oxenhielm pretendía solucionar el problema, denominado
“ciclos limitados por ecuaciones diferenciales polinomiales”, y
de haber sido correcto sus aplicaciones estarían en el campo de las simulaciones
computarizadas de fenómenos ambientales y económicos.
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