–Este asunto de la tolerancia es complicado –dijo el Comisario Inspector– porque si uno dice que los modernos países capitalistas son tolerantes, inmediatamente se gana el odio de la izquierda.

–De la izquierda que usa esa tolerancia –dijo Kuhn.

–Desde ya –dijo el Comisario Inspector–. Esta misma semana salió en este diario una contratapa de Tato Pavlovsky donde critica a Martin Amis, el escritor inglés, por haber dicho que la justicia zarista era mucho más benigna que la de Stalin.

–Y por supuesto que la justicia zarista era mucho, pero mucho más benigna que la stalinista –dijo Kuhn–. No hay más que leer los juicios y comparar, por ejemplo, el juicio de Trotsky, o el del mismo Stalin (a quien condenaron al destierro en Siberia) con el juicio de Bujarin, de Zinoviev, de Kamenev, con sus siniestras confesiones preparadas y arrancadas, muchas veces, mediante la tortura.

–Efectivamente –dijo el Comisario Inspector–. Pero lo que a mí me parece más grave es que Pavlovsky tilde a Amis de “fascista” por haber dicho esas cosas. Es un uso de la palabra fascista que a la izquierda se le escapa, y además, significa negar, lisa y llanamente la realidad. Hay una actitud básica que, creo, es el gran descubrimiento de Occidente, y es que existe la objetividad. Que mediante el análisis se puede llegar a una conclusión razonable sobre el funcionamiento del mundo.

–No creo que sea muy popular esa postura –dijo Kuhn–.

–No, desde ya. Pero tampoco la Teoría de la Evolución era muy popular.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Creen que el sistema stalinista era más opresivo que el zarista?