futuro

Sábado, 1 de noviembre de 2003

FINAL DE JUEGO › FINAL DEL JUEGO

Donde se brinda la última entrega de las historias de Epicteto y se propone

 Por Leonardo Moledo


–Bueno –dijo el Comisario Inspector–, hay varios comentarios interesantes sobre las cartas. Por empezar, Angélica Gorodischer habla de su amiga Ada, “que es profesora de matemáticas, pero buena persona”. Es una lástima que Angélica no comprenda la belleza increíble de las matemáticas. A veces, cuando me pongo melancólico, releo algún gran teorema.
–Jorge Puccio pide historias de Aristipo –dijo Kuhn.
–Las habrá, las habrá –dijo el Comisario Inspector–. Pero será el sábado próximo, porque hoy quería brindar a nuestros lectores la última entrega de las historias de Epicteto. Epicteto decía que para el ser racional lo único insoportable es lo irracional, pero lo racional, o lo que se puede racionalizar –y sólo lo que se puede racionalizar–, es soportable. Uno puede estar enfermo, perderlo todo, estar dominado, pero es soportable si se puede racionalizar.
–El año 3000 nos encontrará estoicos o dominados –dijo Kuhn–. El problema al racionalizar es que uno necesita estar seguro de que razona bien. ¿Cómo puede saber que no está equivocado? Y ahí entra la epistemología.
–A un discípulo que lo consultaba –dijo el Comisario Inspector–, le decía: “Estás nervioso y no puedes dormir de noche a causa del miedo a quedarte sin dinero. Te preguntas: ¿cómo voy a conseguir lo suficiente para comer? Pero de verdad lo que te espanta no es el hambre sino no tener un cocinero, alguien que vaya a comprar, alguien que se encargue de la ropa, los zapatos y la lavandería, alguien que haga las camas y limpie la casa. Eso te espanta. No poder seguir llevando una vida de inválido.”
–Mmmm... –dijo Kuhn–. Y eso, antes de los electrodomésticos.
–Y a otro, que temía lo mismo, le decía: “Tienes miedo de no tener nada para comer. ¿Acaso no has visto a los mendigos? ¿Qué te hace pensar que ellos son capaces de conseguir cada día algo de comida y tú serás incapaz?”. “Pero es que a mí me da vergüenza pedir”, contestaba el discípulo. “Ah –le contestaba Epicteto–, entonces tu miedo es porque no quieres abandonar sentimientos irracionales como el honor, o el orgullo. Si no puedes dominarlos, entonces yo no me meto.” Y a propósito –dijo abruptamente–, vamos al enigma. Resulta que Epicteto tenía una secretaria.
–¿Epicteto, una secretaria?
–Cuando ya era muy viejo y casi no podía leer –dijo el Comisario Inspector–. Y un día le dijo: “Flavia; quizás usted tenga miedo de quedarse en la miseria, pero en vez de mis habituales consejos, voy a aumentarle el sueldo: 100 sextercios por año. Empezando desde hoy, durante el año siguiente le pagaré semana a semana, a razón de 600 sextercios por año, al año siguiente, 700, el otro 800 y así, siempre aumentado 100 sextercios por año.
–Me honra usted –contestó la secretaria–, pero como soy muy impresionable, haga algo menos abrupto. Empiece, como dijo, partiendo de 600 sextercios anuales, pero cada seis meses auménteme en 25 sextercios el salario anual.
–Bueno –dijo Epicteto.
La pregunta es: ¿hizo bien Epicteto en aceptar?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Hizo bien? ¿El año 3000 nos encontrará estoicos o dominados?

Correo de lectores

Angelica
Me encantan los acertijos sin números. Al revés de mi amiga Ada, que es profesora de matemáticas pero buena persona, que se fascina con eso de que un señor tiene un tío que le lleva quince años pero es cinco años menor que su primo que vive en Barcelona y está casado con una española que nació en 1956 y por lo tanto qué edad tiene el vecino del primer piso segunda a la izquierda. Vamos al del sábado: en general para hacer los bebés se necesitan dos, una mamá y un papá. Después los bebés se transforman en gente (menos los poderosos del mundo, que no son gente) y protagonizan accidentes de carretera. Si el papá se murió, queda la mamá que viene a ser la voz del quirófano y que es neurocirujana, cosa que a los misóginos les resulta difícil de tragar, pero veo que últimamente la misoginia tiene mala prensa. Así que fue la mamá. Ustedes no tienen compasión, francamente. A la pobre mina se le murió el marido y ahora vaya a saber quién le va a operar el hijo.
Sigan así que a mí me gustan aunque me salgan preguntando cuánto mide el terrenito que se compró la semana pasada el contador público nacional que tiene siete años más que su hermano que es veterinario.
Saludos
Angélica Gorodischer

Solucion fuerte
Por fin un enigma que resuelvo. Y además, ¡¡¡instantáneamente!!! Es obvio, la voz del quirófano es de la madre.
Saludos, gracias por hacerme pensar.
Karina Cano (médica cirujana)

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