Morir su muerte

Se llamaba Claire Quilliot, tenía 79 años y militaba por el derecho a la muerte digna (que no es lo mismo –ni solamente– que la eutanasia) desde hace tantos años que sería imposible fecharlo. Escribía, publicó un libro sobre Primo Levi, se convirtió en vocera de la libertad de elección sobre la propia vida. En julio de 1998, ella y su marido Roger Quilliot (ex senador socialista, ex ministro) habían intentado suicidarse juntos. Acababan de cenar con su hijo mayor, fueron a dormir, se abrazaron, tomaron pastillas. A él le habían diagnosticado una enfermedad que lo apagaría lentamente y por eso había renunciado a su vida en la política; dijo: no quiero ser un espectador. Tomaron, entonces, las pastillas a la vez, no querían vivir uno sin el otro; dejaron una nota: “Voilà. Hemos tenido nuestro tiempo”. El murió, ella fue salvada por los médicos. Desde ese momento, desde 1998, Claire intentó reencontrarse con su marido, “para mí, la idea del suicidio siempre fue un consuelo”. Lo intentó más veces; para tranquilizar a sus hijos, aceptó someterse a tratamiento psiquiátrico y prometió no volver a intentarlo. El miércoles de la semana pasada, unos gendarmes fueron alertados de que ella intentaba ahogarse en un río: la rescataron. Era el aniversario de su matrimonio. Ella les gritó: “No tienen derecho, el suicidio no es un delito”. El jueves rescató uno de sus gestos predilectos de Virginia Woolf: fue hasta el lago de Tyx, dejó su auto en la orilla, junto con sus documentos y las cajas de pastillas. La encontraron dos días después.

Igualdad y discriminación

Hoy, en la segunda y última jornada del Seminario CTIO-Fundación F. Ebert “De qué hablamos cuando hablamos de Igualdad de Trato y Oportunidades”, habrá talleres tendientes a “establecer prioridades de trabajo y un Plan de Acción para promover la Igualdad de Trato y Oportunidades entre Hombres y Mujeres en el Mundo Laboral”. El encuentro comienza a las 10 de la mañana y culmina a las 13.30, tras la reunión plenaria. Para participar, hay que acercarse hasta la sala C del C. C. San Martín, Sarmiento 1551.