Viernes, 19 de agosto de 2005 | Hoy
INUTILíSIMO
Por supuesto que usted, hacendosa lectora, puede empapelar su casa, cielorrasos incluidos, siempre que siga al pie de la letra las instrucciones del Yo decoro mi hogar, editado dentro de la colección Yo lo hago todo (Editorial Kapeluz, Buenos Aires, 1976), manual donde se demuestra lo fácil y rápido que puede ser cambiarles la cara a todas las habitaciones, personalizando cada una de acuerdo a las funciones que cumpla. Naturalmente, este objetivo se logra eligiendo los diseños apropiados, para lo cual “además del gusto debe atenderse la configuración del espacio que se desea cubrir”. En otras palabras, que cada cuarto “puede distinguirse ópticamente mediante la aplicación de papeles diferentes”. Para calcular la cantidad necesaria para renovar las paredes, una vez seleccionados los motivos, “se divide la superficie que hay que empapelar por la superficie de papel de cada rollo: el número así obtenido representa la cantidad de rollos requeridos”.
Como señala correctamente Yo decoro..., la mayor parte de las herramientas indispensables para este trabajo se encuentra en cualquier hogar bien equipado, a saber: una espátula ancha para arrancar el papel viejo y remendar grietas e irregularidades; lija y talco para nivelar; una tijera para cortar el papel; un cepillo o escobillón; una brocha para engrudar; una plomada, un metro y un lápiz; una mesa para cortar y engrudar; un recipiente de plástico para preparar el yeso; una escalera; un cuchillo o navaja para apretar los bordes de los papeles.
Listos los materiales y las herramientas, se procede sin más siguiendo estos pasos:
- Eliminar el papel viejo, emprolijar la superficie. Cortar la corriente eléctrica.
- Preparar el engrudo y dejarlo reposar.
- Medir la altura de las paredes y marcarles la vertical con la plomada.
- Cortar las tiras y apilarlas sobre la mesa con el dibujo hacia abajo.
- Engrudar el papel y dejar que se impregne bien.
- Plegar la tira de papel en tres secciones, levantarla, aplicarla y pegar con ayuda del cepillo. Recortar los bordes que dan al cielorraso y al zócalo.
¿Vieron qué simple y divertido puede resultar transformar nuestra casa y darle nueva vida? Manos a la obra, pues, que este juego de niñas lo pueden llevar a cabo el próximo fin de semana, mientras mandan a paseo a marido y niños. Ya pueden ir ustedes imaginando la cara de dichosa sorpresa que pondrán al regresar, mientras usted todavía está tratando de despegar el engrudo de su pelo.
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