Estimada dama, si alguna vez soñó con convertirse en rockola humana, ¡por fin! podrá concretar tamaña fantasía. Ocurre que, haciéndose eco de un reciente estudio pergeñado por el Institut Marquès de ginecología y obstetricia de Barcelona –donde especialistas en la materia aseguran que, ya desde de las 16 semanas de gestación, los babies responden a estímulos sonoros–, una firma española decidió crear un parlante intravaginal. O, en su defecto, una suerte de tampón musical que, una vez conectado a –por ejemplo– un iPod e introducido en la vagina de la mujer embarazada, dispensa canciones a elección, para alegría de fetos melómanos. Así, el flamante Babypod –tal es el nombre del adminículo en cuestión– ayuda a estimular a criaturitas de cuatro meses de gestación, o más, contribuyendo a su desarrollo neuronal a través de la música, mejorando –por ejemplo– su vocalización y comunicación antes de haber nacido.

Finalmente, según dispensa su web oficial, en tanto “la vagina es un espacio cerrado y el sonido no se dispersa en el ambiente”, el feto escucha “casi con la misma intensidad y claridad con la que se emite”. A diferencia de lo que ocurre con el más convencional y extendido método de apoyar grandes auriculares sobre la panzota; método que, según la mentada investigación, apenas si logra que la musiquita arribe a las orejitas recién formadas cual leve susurro (las muchas y muy gruesas capas de la pared abdominal hacen que el sonido llegue al útero distorsionado y amortiguado). Solo a través de la vía vaginal, subrayan los creadores de Babypod, el bebé oye composiciones -de Mozart, Bach, Taylor Swift, acaso las Slits, según gusto y preferencia- como el resto de los mortales. Por lo demás, el invento de silicona -para venideras madres, excesivamente comprometidas con la educación musical de sus venideros hijxs- emite a 54 decibeles, cuesta alrededor de 1800 pesos y su uso recomendado es de 10 o 20 minutos por la mañana y por la noche. Dato adicional: solo se comercializa en color rosado. Una pena…

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