Viernes, 29 de enero de 2016 | Hoy
ENTREVISTA
La luz aumenta un 350 por ciento, nada más pensar en milanesas y suda la billetera. Los despidos masivos traen de nuevo las ollas populares a la calle, Milagro Sala sigue presa y el sushi man Darío Lopérfido cuestiona el número de víctimas del terrorismo de Estado como si manipulara un cuentaganado. La vida cotidiana está, más que difícil, hundiéndose en el barro y, sin embargo, seguir adelante es preciso, tanto como es preciso recordar que la frivolidad, el brillo y el maquillaje también existen y que un poco de color aporta a hacer el aire más respirable. Las dos amigas que conversan en esta nota no transitan sólo en la superficie pero saben de poses y de espejos –de los de colores y de los otros–, son jóvenes y bellas y con su desparpajo permiten que los pies se eleven unos centímetros por encima del suelo, aunque ellas mismas hayan tenido que levantarse desde no pocas profundidades. Antes de la función de Confesiones de Mujeres de 30, Sofía Gala Castiglione cuenta todo, así, como si se lo contara a su mejor cómplice.
Por Ann De la Fuente
Sofía tiene espejos enormes en sus baños, sin embargo prefiere maquillarse con un espejito redondo de esos con aumento, apoyado sobre la cama. Las dos somos coquetas. Nos conocimos hace unos años en el baño de un bar, pero como toda buena historia empezó mal. ¡Casi nos agarramos de los pelos! No recuerdo el motivo y ni siquiera estoy segura de que haya pasado algo concreto, probablemente ambas nos sentimos amenazadas por la presencia de la otra. Dos minas de personalidad y muy montadas puede causar una gran sensación de claustrofobia. Pasó el tiempo y volví a encontrarla en el cumple de mi mejor amigo. Ella se me acercó con toda intención de deshacer la mala onda y terminamos hablando de todo e intercambiando teléfonos. Nos hicimos rápidamente amigas. A medida que la fui conociendo pude ver en ella varias cosas con las que me identifico como su noctambulismo, su amor por la música (y los músicos), su sentido del humor, su estética, y su libertad de experimentar cosas en la vida. Me fascina que siendo una chica tan compleja se maneje desde la sencillez, y aunque en un primer momento aparente ser agresiva es una persona muy cálida, respetuosa e inteligente. Una mujer de palabra.
Antes de arrancar la entrevista –la primera de mi promisoria carrera periodística– yo con 24 y ella con 29, me da un ataque de inseguridad. Ella, experta, me tranquiliza mientras nos maquillamos para las fotos. Yo le presto mis brochas y ella me presta su rouge rojo de Channel, el mismo que usó en el afiche de la nueva obra de Lía Jelín que está protagonizando junto a Julieta Cayetina y Tamara Pettinato en el teatro Picadero.“Confesiones de mujeres de 30“. La obra está basada en textos de Domingos de Oliveira y se estrenó hace veintidós años en la Argentina, pero también volvió a montarse unos años atrás con elencos rotativos de actrices. En esta nueva versión de “Confesiones...”, las intérpretes intentan trasladar al público a la mente de una treintañera actual, con sus conflictos y miedos, y la pregunta que queda flotando es cuanto varían sus reflexiones de las de sus antecesoras. Las chicas defienden muy bien su papel y Sofía reflexiona en esta nota sobre su personaje, a un año de llegar a la tercera década.
¿De qué se trata tener 30 años ahora?
No te puedo decir porque recién cumplí 29. Es lo primero que le remarqué al productor de la obra cuando me llamó para este papel, no quiere decir que me haya ofendido, pero me resultó curioso. Obviamente no es lo mismo tener treinta años ahora que hace diez años atrás, las generaciones cambian, tienen sus propios códigos, formas y hay otras vivencias. Me parece muy atractivo que nosotras más allá de ser actrices representemos a tres mujeres de esta generación pasada porque la generación de las mujeres de nuestra edad es realmente distinta. Hubo un progreso en la última década en cuanto a derechos y posibilidades, como por ejemplo, que tuvimos una presidenta. Hubo un cambio muy fuerte y notorio en cuanto a lo que es la mujer en la comunidad y en el mundo que nos tocó vivir, por eso siento que hay algo novedoso en este trío de actrices que le puede dar más fuerza al espectáculo.
¿Pensás que antes había presiones que ahora están más liberadas, como la de casarse o tener hijos?
Sí, pero todavía sigue en pie ese decreto social. La diferencia es que ya no son la mayoría las que obedecen. Ahora es más común ver minas que se atreven a vivir su vida a su manera, es algo positivo que empieza a pasar de poco en las nuevas generaciones. La mujer ya no se preocupa tanto por seguir el decreto ajeno, hay más libertad para decidir. Ahora con los nuevos métodos de inseminación artificial podes ser mamá hasta los ochenta años, entonces la cuestión del reloj biológico ya no vale tanto, una se puede tomar las cosas con más calma.
Todavía no tenés treinta y sin embargo ya sos mamá de dos chicos, ¿Sentís que te adelantaste en ese aspecto de tu vida?
Es probable. Tuve una crisis existencial muy similar a la que dicen que tenés a los 30 pero a los 24. No estaba segura de querer ser actriz y me fui a trabajar a una disquería. Dejé varios laburos, entre esos “Toc-Toc” que fue un éxito y hoy en día tendría como cinco departamentos (se agarra la cabeza), pero realmente estaba con una gran debilidad emocional, me acababa de separar del padre de mi hija. A mí me agarró esto de más chica pero pienso que tiene sentido que a las minas les pase algo al llegar a los treinta y eso puede provocar que una se enrosque y se empiece a replantear un montón de cosas. Yo todavía no tengo treinta pero no me asusta el número, pienso que puede resultar un poco raro dejar de lado los veinte y pico pero es más por una cuestión frívola, tal vez me agarre un rollo con la edad cuando sea mas grande. La vejez es muy dura con la mujer, sobretodo socialmente hablando. A los cuarenta ya sos una señora y el hombre cuánto más maduro es considerado atractivo, en cambio las mujeres es como si se marchitaran.
¿Los personajes de la obra se mantienen fieles a la original o ustedes hacen una nueva versión?
Hay una adaptación de códigos y hay una actualización en general. Por empezar, en los 90 no había tanta tecnología para comunicarse como ahora y aunque parezca mentira, hace veinte años era todo mucho más pacato. Antes era una rebeldía que una mujer saliera con forros en la cartera, hoy en día si no lo haces, sos una idiota. Entonces sí, tuvo que haber un cambio de códigos y las cosas se tuvieron que correr para otro lugar, sin embargo muchos monólogos se mantienen, cada una con su impronta. También hay monólogos nuevos bien actuales que no estaban en la obra original y lo interesante de la obra es que somos distintas mujeres pero también interactuamos entre nosotras como si fuéramos amigas y eso cambia todo, desde el ímpetu hasta nuestra forma de relacionarnos. La mujer de treinta de ahora es como una mujer de veinte. Somos más jóvenes de espíritu, más “frescas”, ¡aunque odio esa palabra de mierda! (risas).
Sexo, drogas e hijxs
A pesar de su juventud, Sofía es, a su manera, toda una madre de familia. Su imagen desmiente su realidad. Es una chica ruda pero de apariencia sensual y femenina. Tiene un estilo bastante vintage para vestirse (polleras rectas, collares de perlas y tacos altos), siempre usa el pelo lacio y le gusta resaltar su piel pálida con el maquillaje. Su último embarazo le dejó una figura más voluptuosa y por más que le sienta súper bien, ella no termina de acostumbrarse. Cuando las noches se hacen largas, más de una vez tuve que acompañarla a sacarse leche al baño, aunque ahora no voy a confesar con qué método. Las confesiones quedan del lado de ella que es la que, en definitiva, vive poniendo el cuerpo en todos lados, sobre todo en los medios.
¿En qué momento dejaste de esquivar tu propia exposición pública?
Fueron dos momentos los que me hicieron decidir dar ese paso. En primer lugar cuando me quise ir a vivir sola a los diecisiete. Tinelli me ofreció hacer “Los Roldan”, y yo todavía no estaba muy segura de querer ser actriz. Hacía dos años atrás me habían robado un video con un chongo y decidí desaparecer de los medios por un tiempo, me sentí traicionada y todo por dos puntos de rating. Pude ver un lado súper crudo de todo lo que es la fama y de lo que son los medios de comunicación y eso me pegó mucho pero finalmente, después de ese aislamiento, me ofrecieron trabajo y lo acepté. Sin embargo, el momento más crucial fue cuando me llamó Fernando Peña y nos pusimos a laburar juntos. Fue en ese momento en el que comencé a sentir en carne viva la actuación y recién ahí pude realmente expresar libremente lo que me pasaba y pude sentir que tenía el talento para seguir por este camino. Fue en ese lapso cuando comencé a amar el teatro y amar subirme al escenario para poder volcar todo ahí y después volver a mi casa súper relajada. Cada vez que estoy en proceso de trabajo se me baja la locura. Por eso es que Fernando fue tan importante para mí y para mi carrera. Yo no quería saber nada con la actuación pero él me insistió porque estaba totalmente seguro de mi capacidad como actriz, incluso antes de que yo lo pudiese ver. Yo tengo un conflicto y es que me cuesta darle profundidad a las cosas, me parece todo ridículo. Por eso siempre necesito tener a alguien a quien admiro cerca para poder tomarme algo en serio. Fernando Peña me salvó la vida.
Paradójicamente, la Peña te salvó, pero no se pudo salvar él mismo. Tu madrina artística entonces fue la Peña, tu madre Moria. ¿Cuánto influyeron ellxs en tu propia experiencia de transgresión y escándalo mediático en relación con lo que podríamos llamar, arcaicamente, “sexo, drogas y rock’n roll”?
No te olvides que hace un par de años yo viví una situación similar a mi madre, en donde todos los medios expusieron con total impunidad un asunto tan personal y delicado como lo es el consumo de drogas duras. Cualquiera salía por la televisión a decir cómo y con que me drogaba sin tener verdadera noción de nada, sin impórtales mi familia ni nada. Estuve realmente deprimida y no sabía qué hacer. No podía parar de consumir, porque la adicción es lo no dicho, entonces imagínate, que te hagan una intervención pública ante todo el país fue una situación de mierda pero también fue una tocada de fondo. Yo soy una persona muy extrema y necesito de situaciones extremas para reaccionar ante ciertas cosas. No voy a decir que la exposición pública me ayudó pero siento que pude tomar lo mejor de una circunstancia espantosa. Fue tan heavy lo que pasó que era imposible no reaccionar, no me quedó otra. Por otro lado, me parece en vano ponerte a dar explicaciones sobre lo que te metés o no, a gente que te juzga públicamente sin conocerte ni escucharte hablar, que te juzga por lo que dice un periodista de espectáculos en la tele, es muy poco serio y la adicción es un tema sumamente serio. Lo más terrible que tiene un medio como la televisión, es que todo lo que se dice, sea verdad o mentira, queda en el archivo.
Mamá Moria
Moria no es considerada solamente como personaje mediático sino también como ícono transgresor. Siempre tuve fanatismo por su personaje de “mujer puto”, con el que también me siento hermanada. Ahora que tengo el placer de encontrármela a diario en lo de Sofía, siento más admiración por ella, que siempre está presente aunque no se encuentre físicamente en la casa. Algún rastro (un accesorio, regalo o incluso una frase) siempre deja. A Sofía le divierte hablar de su mamá y de todo el mundo de fantasía que la rodea. Es gracioso escucharla porque tiene pegados muchos modos de su madre (como también lo tienen miles de gays y trans argentinxs) y además es evidente que heredó su velocidad para responder.
Más allá de que sos muy reconocida por tu carrera como actriz hay una pregunta inevitable: ¿Qué se siente ser la hija de Moria Casán?
Nunca me sentí afectada porque me reconozcan por mi mamá sino todo lo contrario, estoy muy orgullosa de ser hija de mi madre, nunca renegué de su fama ni competí con ella. Lo que si sufrí en muchas ocasiones, fue la exposición adquirida que tuve por ser famosa desde antes de nacer y la simple cuestión de no haberlo elegido. Es algo que por momentos me duele, siento que hay cosas que no puedo manejar porque yo finalmente no elegí mostrarme. Hubo situaciones que me costó mucho asimilar, como cuando quise meterme en este medio por motus propia, ya había todo un camino recorrido que yo no había escogido conscientemente como hubiese querido que fuera. Otra cosa muy fuerte que me pasa es que la gente se piensa que soy un familiar porque me conocen desde que nací , me ven permanentemente en sus teles entonces se forma algo de falsa cotidianidad y no pueden distinguir si sos un familiar, un poster o un muñeco ,y toda esa confusión la padezco. Otra cosa que me jode es que por cualquier cosa que haga mi vieja me vengan a buscar, enseguida me meten en la misma bolsa y eso no está bueno, pero realmente cuando pasan esas cosas literalmente extraordinarias, pienso que yo no soy la única que pasa por algo así sino que todos pasamos por cosas así en la vida.
Nadie elige ni a su madre...
¡Exacto! En mi caso, me tocó vivir esto porque mi mamá es Moria pero lo trato de vivir como una particularidad más que tiene mi familia y punto porque si no te volvés loca, boluda…
El teléfono suena insistentemente, Sofi atiende: “Hola ma, estoy haciendo una nota, después la seguimos...”
¡La invocamos! (risas) ¿Cuál era el contrapunto entre tu mamá y tu papá? ¿Él hacía de contrafigura en la intimidad como en la revista?
Mi papá era una persona muy política y fue un tipo que en los 90s en lugar de venderse a los medios y al populismo, de alguna manera decide dejar de hacer este género que se estaba bastardeando y terminó viviendo una vida más humilde con la convicción de hacer siempre cosas de calidad. En cierto punto era bastante más estructurado que mi mamá pero no lo sentía como contrafigura. El lado de militante lo saqué d emi papá y puede que ahí esté el contrapunto.
Tanto vos como tu mamá también tuvieron una actitud militante con el gobierno Kirchnerista. ¿Qué opinas de las nuevas autoridades?
Yo apoyé y sigo apoyando al modelo anterior. Cuando se pasa de un gobierno a otro, naturalmente vienen un montón de cambios y en este caso son cambios con los que no estoy de acuerdo pero tampoco soy una peleadora hacia lo nuevo. Por supuesto que me hubiese gustado que gane el modelo con el que estoy a favor, pero no fue así y solo espero que pase lo mejor para el país y que la gente está contenta. Yo apoyo a mi país y punto.
¿Cómo viviste el asunto de la detención en Paraguay de tu mamá?
Obviamente no fue fácil, ya por el hecho de estar acá y ella en Paraguay, sentía mucha impotencia. Se sabía poco y nada de lo que pasaba y solo podía comunicarme a través de abogados. Por más que yo sabía de que esto era algo que ella iba a tener que ir a resolver la pasé mal, no estaba segura de cómo iba ser el desenlace. Muchos me criticaron y no entendieron el hecho de que yo no haya viajado a verla, y la verdad es que yo tenía la intención pero el mensaje inmediato de mi vieja fue: “Quedate ahí, yo estoy bien, no te preocupes, cuidá a los nenes”, y me pareció correcto hacer lo que ella me estaba pidiendo, mas en una situación así, ella necesitaba que todos estuviéramos bien y fuertes. Por supuesto que estuve pendiente día a día de lo que estaba pasando con el caso y ella lo sabía, pero traté de tomármelo con calma. Si hay algo en lo que mi vieja y yo nos diferenciamos, es en la forma de tomarnos las cosas. Yo soy una persona súper fatalista, en cambio mamá desdramatiza todo, por eso sentí la obligación de tomarme las cosas a su manera porque después de todo, la que estaba viviendo esa situación tan delicada era ella. Si yo estaba bien, ella iba estar bien.
Finalmente tu madre volvió para la Nochebuena, ¿ese fue su regalo de navidad?
Sí, eso y me trajo una billetera… ¡La famosa billetera que estaba usando cuando la metieron presa! (risas).
¡El broche de oro!
Una de las cosas que le agradezco a mi madre es el sentido del humor. Pasamos por muchas cosas difíciles en la vida y si no hubiese sido por su humor y su desdramatización yo estaría mucho más traumada de lo que estoy. Cuando estuvo presa me sirvió pensar que ya íbamos a estar en casa riéndonos de todo esto con nuestros amigos.
No debe ser fácil tener una mamá que es una sex symbol y que además, no deja de hablar de sexo. Vos, ¿Cómo te lo tomás a esto? ¿Como vivís el sexo?
El sexo nunca fue tabú ni en mi casa ni en mi vida. Nunca fui de esas minas con el rollo de tener que enamórame de la persona con la que me acuesto, siempre pude separar el sexo del amor. Esto no significa que yo sea una mina libertina, ni fiestera, soy bastante convencional en ese aspecto. Me encanta estar en pareja y tener sexo con mi pareja, me cuestan mucho las historias de una noche. Cuando tuve mi despertar sexual a los trece años, el hecho de no relacionar el sexo únicamente con el amor me ayudó mucho a evitar el sufrimiento. La primera vez que me sentí caliente, le pedí a un amigo que tuviera sexo conmigo y de ese modo lo resolví. Veía sufrir a mis amigas enamoradas por cogerse a tipos que después se borraban o no las respetaban y yo eso no lo entendía. En mi casa se hablaba de sexo con naturalidad, como algo que hacemos todos y por lo que estamos todos acá, ¡HELLO!
Entonces estás conforme con esa visión que heredaste de tu familia sobre el sexo…
El sexo debería vivirse sin ninguna presión de tabú, que una persona se cague la vida porque no pueda salir y acostarse con quien quiera por temor a lo que le digan o lo que pueda pasar, o que tus propios viejos te echen de tu casa por tu comportamiento sexual ¡es una locura, te caga la vida! El hecho de que me hayan enseñado a entender el sexo de esta forma me sirvió muchísimo y por eso defiendo tanto la sexualidad y los derechos. No puedo entender que decreten que una persona no es igual que otra por quien elije cogerse. La gente sería mucho más feliz y mucho más buena si no sintiera esa persecución por un asunto como el sexo.
Ya hablamos de tu manera de vivir el sexo pero, ¿Qué hay del amor? ¿Cómo elegís a tus compañeros?
¡Uy! Que difícil esta pregunta... Me enamoré muchas veces de chica, pero creo que realmente estuve enamorada solo dos veces y de los padres de mis hijos. Ambos comenzaron siendo amigos míos, para mi es fundamental que un tipo no sea solamente mi novio o mi pareja sino que sea un compañero, que nos gusten las mismas cosas, que tengamos la música en común por ejemplo, sino me muero de embole. Una cosa que me pasa a mi es que soy una persona que racionaliza todo, incluso lo que no entiendo, lo voy a racionalizar para poder explicarlo y las cosas que más me fascinan como el amor o la música son justamente cosas que no logro explicar y por eso me encantan, son como mágicas. Para sostener una relación amorosa necesito que el sentimiento me supere.
Me resulta interesante el paralelismo que hiciste entre el amor y la música, ¿Es tan importante la música para vos? ¿Cómo y cuándo comenzó esta pasión?
(Pone el disco “Scary Monsters (and Super Creeps)” de Bowie y vuelve a la nota) Para mí la música es todo. Cuando tenía trece años vi un documental de Bob Dylan (“No direction home” de Scorsese) en el que él dice que: “Un buen disco te enseña a vivir” y había toda una escena en la que estaba con sus amigos hablando de todo lo que a ellos les había pasado con la música y no lo hacían como músicos sino justamente como receptores y eso a mí me pareció tan intenso, como adolescente, que sentí la necesidad de que me sucediera a mí. Nosotras pertenecemos a una generación muy poco musical, donde comenzaron las ”Boys bands” y todo tipo de género frívolo manipulado por una discográfica y no por sentimientos genuinos, entonces era muy difícil escuchar música de verdad en la radio. Unos años más tarde, se me ocurrió que de algún modo tenía que escuchar esa música que existía desde antes que yo naciera, entonces me compré una bandeja y comencé a escuchar música en aquel formato que yo no llegue a consumir. Me metí por todas las cuevas de la calle corrientes en búsqueda de vinilos y fue así como comencé a familiarizarme con el mundo de la buena música.
¿Por eso te fuiste a trabajar a una disquería en plena crisis de los veinticuatro?
Claro, y ahí también obtuve bocha de información. El papá de Helena, que es músico, y tiene veinte años más que yo, también tuvo mucho que ver en esto y me enseñó de todo. Es importante tener gente que te de un envión, pero después la seguís sola. La música es una de esas pocas cosas que en los momentos de soledad me hizo sentir acompañada, incluso más que mi familia y amigos, me sacó de momentos grosos de depresión. Tiene un poder sobre mi inmenso, es como Dios.
¿Nunca sentiste ganas o necesidad de hacer música?
Para mí la música es un todo que a mí me llega y yo lo recibo. Lo que noto que les pasa a los músicos con la música, es lo que a mí me pasa como actriz cuando veo una película: no hay misterio. Conozco el “background” de todo. Los músicos si bien se emocionan y disfrutan la música, están todo el tiempo pendientes de algo técnico, entienden el origen de cada sonido. A mí me gusta verlo como una masa cósmica general, ¡Lo que a mí me fascina de la música es no entenderla! Y por eso no me interesa formar parte de eso, siento que perdería un montón de magia. Fito (Páez) en un momento, se obsesionó con la idea de que yo tenía que hacer música pero me privé de eso porque creo que es algo que me pertenece realmente y no quiero que se transforme en algo más que pueda racionalizar desde ningún lado.
Y así, sin racionalizar demasiado, nos terminamos de montar y para terminar con la nota, montamos rápidamente un set de fotografía en el cuarto de la hija de Sofi. Sebas, el fotógrafo estalla de la risa al ver que antes del primer flash, las dos ya estábamos posando a lo revista Vogue, metiendo panza y sacando nuestras trompitas rojas. Aparentemente tanta devoción por la moda y tanto practicar en selfies nos sirvieron, porque en menos de diez minutos logramos terminar con la producción de fotos, ¡algo impensable!
Confesiones de Mujeres de 30, Teatro El Picadero,
de jueves a sábado a las 22.30.
Entradas en el teatro y por Plateanet.
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