INTERNACIONALES
El besote de Fox
Por Mercedes López San Miguel
La mexicana Marta Sahagún, “la patrona”, según sus detractores; la “Evita mexicana”, según un editorial del New York Times, acaba de resignar sus aspiraciones presidenciales, al menos por el momento. El 2006 no la encontrará como candidata a suceder a su marido Vicente Fox. Su anuncio pareció echar paños fríos a las presiones del gobierno de su consorte, que llegaron a su punto álgido el 6 de julio con la renuncia de Alfonso Durazo, secretario privado del presidente. El mismo Fox negó que su esposa, una mujer de 51, fuera a buscar sucederlo –él no puede constitucionalmente aspirar a la reelección.
Sahagún se admite como una pueblerina que llegó a uno de los lugares más altos del poder, al tiempo que asegura que no le gusta que le digan primera dama porque, dice, “no hay mexicanas de segunda”. Un gesto acorde con su categoría: es una de las mujeres más populares en México –sobre todo para la opinión de las mujeres– y en las encuestas aparece entre los aspirantes favoritos para las elecciones del 2006. Pero esta popularidad, junto con su activismo y denuncias de corrupción, le han valido duras críticas. Esta semana, desde un editorial del prestigioso diario The New York Times titulado “La Evita de México”, se exhortó explícitamente a la pareja presidencial a desestimar la candidatura de Marta. Y al parecer surtió efecto, aun cuando Sahagún es una confesa admiradora de Eva Perón y de la estadounidense Hillary Clinton. En la primera se inspiró para trabajar con las personas pobres y marginadas a través de su fundación “Vamos México”. El escándalo más reciente en el que ha sido involucrada la esposa de Fox es el presunto desvío de fondos de la Lotería Nacional en beneficio de su fundación.
Madre de tres hijos de su primer matrimonio, se sumó al equipo de Fox en 1995 cuando éste era gobernador del estado central de Guanajuato, donde actuó como su portavoz. Fue una figura importante en la campaña de Fox como candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN). Al triunfo de Fox, Sahagún fue durante unos meses vocera de la Presidencia, cargo que dejó el 2 de julio de 2001 cuando de forma inesperada se casó con el presidente.
De ella se han escrito varios libros polémicos y tiene una imitadora de “cabecera” que se presenta en espectáculos nocturnos, en los que ridiculiza su forma de hablar en obras de teatro como La Marta del zorro. Es que esta mujer de alto perfil ha venido coqueteando con la candidatura, alentada por Fox en diversas ocasiones, como el 5 de septiembre de 2003 en Santa Catarina, Nuevo León, donde en tono irónico el presidente manifestó: “¿Marta Sahagún candidata? No estaría mal”. Marta puso fin a su postulación en un mensaje diáfano sobre su futuro que dio esta semana desde la residencia oficial de Los Pinos. De hecho reprodujo las palabras de su marido, una semana atrás: “La señora Marta y yo sabemos cuándo nos toca irnos de Los Pinos (casa presidencial) y su futuro no es la política sino el rancho San Cristóbal”.
Pero más que la candidatura, aseguran analistas como Raymundo Riva Palacio, lo que Marta Sahagún busca es el “poder absoluto” a través del dominio que ejerce sobre su esposo. Por eso, su renuncia a aspirar a la candidatura dejará tranquilos a unos, los aspirantes del PAN, pero no a los que han denunciado que la primera dama es la gobernante a la sombra de Fox. “Es ella la que lleva los pantalones de la actual presidencia”, afirmó la autora argentina Olga Wornat, autora del libro La jefa, una biografía no autorizada, pero en la que colaboró la primera dama. En el libro, Wornat revela que la madre de Fox, Mercedes Quesada, cree que el matrimonio durará sólo lo que resta del sexenio presidencial, pues las ambiciones de ella van más allá que la relación con su marido. Sahagún, dijo la biógrafa, “quiere ser presidente, aunque su sueño sea ser Evita, pero ese caso no se repite, y además de Evita tiene poco. Puede terminar siendo Isabelita Perón. Quiere trascender con un sentido mesiánico y religioso de la política”, indicó Wornat.
Según los críticos, fue Marta quien convenció a su marido de que la ensalzara en sus aspiraciones a la silla presidencial, en lo que una periodista de su país consideró como el paso del “dedazo priísta” (método autoritario para designar candidato del ex gobernante Partido Revolucionario Institucional) al “besote de Fox”. Pero esta vez, Sahagún opta por seguir los pasos de la senadora demócrata Clinton y resignar la posibilidad de competir por un nuevo lugar en Los Pinos.