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Dar propina –para qué vamos a negarlo– es cosa de hombres. Y no de todos, por cierto, ya que solo los verdaderos caballeros practican comme il faut esta habilidad. Es decir, poseen “esa desenvoltura admirable para realizar estos pases”, según se lee en Las buenas maneras (Javier Vergara 1991) de Leticia Vigil. Porque, como sagazmente señala esta experta, hay que ser bien mundano para estar a la altura de un restaurante cinco estrellas, a saber: 10-15 % al mozo que atiende la mesa, un 30 % del costo de la botella del vino al sommelier si su consejo resultó acertado, y un billete a piacere al maître (que se le entrega distraídamente a la salida). Si se tratara de un sitio con números vivos (Dios, la Virgen y San José no lo permitan) “y los artistas se acercan a regalar el oído de los comensales, éstos deben ofrecer una propina y hacer una pequeña venia cuando quieran dar por terminado el petit recital”.
Lamentablemente, en algunos casos –cuando no hay caballeros a la vista, o cuando éstos se toman demasiado a pecho esa historia de la igualdad– debemos hacernos cargo nosotras de las propinas que hay que entregar, en caso de viajar, “en hoteles desde que se ingresa hasta que se retira”, como nos enseña Leticia Vigil: “El primero que recibe la propina es el botones que nos lleva las valijas a la habitación. Y cada vez que se pide algo (el periódico, una bebida, etc.) se da una pequeña suma a la persona que cumple el servicio solicitado”. Obviamente, al conserje se le retribuye en proporción cuando se le pide algún favor, en tanto que a la camarera se le dejan los billetes en la mesa de luz al partir (lo mínimo, un dólar por día).
Ahora bien, si se trata de un viaje por agua, según el Libro de etiqueta de Rosalinda, de Jacobita Echaniz, “se debe dar propina a la mucama de camarote, al mozo de comedor y, en menor escala, al sirviente de cubierta que prepara las sillas, al barman (si se visita el bar con discreta asiduidad), y al chef y al maître si se encarga una comida especial”. Todo un presupuesto, entonces, representan estas gratificaciones, que han de considerar ustedes con vistas a las próxima salida, ya se trate de un restorán paquete o de un crucero por el Mediterráneo.