EDUCACIóN
Salir del autismo
Un informe presentado esta semana pone de relieve la gravedad del embarazo adolescente en nuestro país –sólo cuatro cada diez chicas embarazadas siguen estudiando después del parto–, convertido en epidemia gracias a la falta de educación sexual y al sobreestímulo erótico que se recibe con sólo prender la tele.
Por Luciana Peker
Historias de sexo de gente común dice la voz del locutor después de que él la mira a ella, ella se baja el bretel, la tele muestre el combo culo-teta-culo como en un clip de MTV (o como las tetas de Luciana Salazar con el logo de MTV, como parte del entertainment de MTV). Historias de gente común, dice y muestra la tele, avanza, justo, justo, antes de que Alf haga el chiste de apagar las velitas mojando toda la torta con un vaso de agua, a eso de las 15 y pasadas. Historias de sexo de gente común, dice y muestra la tele.
La tele –¿hay qué decirlo?– ya no se horroriza del sexo, pero –¿hay qué decir paradójicamente?– se sigue ruborizando si hay que hablar –las pocas veces que hay que hablar– de educación sexual. Ahí, la tele sólo permite que se hable de sexo con un cura formando parte del polémico tema –en el que la Iglesia tiene mucho más lugar que la gente común de la cual, después, se muestran sus historias de sexo– o con Mariano Grondona preguntando si hay que enseñarles a nuestros hijos a masturbarse.
La tele muestra, provoca, transpira y hace transpirar. Pero se vuelve muda si se trata de informar. El sexo no es tabú, pero la educación sexual sí. “Los chicos reciben imágenes eróticas que despiertan su erotismo, pero después no se les da información sobre sexo. Se les dan mensajes estimulantes, pero después se les pide que conserven su inocencia. Es muy paradójico porque, además, está probado que el erotismo televisivo estimula el despertar sexual, mientras que la educación retrasa la edad de inicio de las relaciones sexuales”, señala Alicia Figueroa, ginecóloga del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), que pide que se declare una semana de prevención del embarazo adolescente con una serie de actividades que van a culminar hoy, a las 21 horas, en el Teatro San Martín con un show de música electrónica del grupo Entre Ríos.
Figueroa advierte: “El inicio de las relaciones sexuales es, cada vez, más precoz: a los 16 años, en la clase media escolarizada y a los 14 años, tendiendo a menos, en los sectores humildes. De hecho, Argentina, tiene el promedio de edad de iniciación más bajo de Latinoamérica, pero sólo un tercio de los chicos usan anticonceptivos”.
En este contexto, el Celsam presentó el informe Embarazo adolescente: una sociedad autista, en donde se señala la responsabilidad de las autoridades, los padres, las escuelas, los medios de comunicación y los servicios de salud en la falta de prevención de los embarazos no deseados en la Argentina. Porque todavía no todos los adolescentes tienen acceso a métodos anticonceptivos. Y, además, falta un plan de educación sexual que garantice la información necesaria para que la sexualidad sea un factor de placer y no de riesgo. “Las adolescentes están abortando cada vez más. El aborto en menores de 18 años en condiciones de riesgo aumentó el 40 por ciento”, subraya la ginecóloga Diana Galimberti, subdirectora del Hospital Alvarez e integrante del Celsam.
Fundamentalismo Prestobarba
Por otra parte, una de las peores consecuencias del embarazo es que –en una sociedad ya excluyente– expulsa a las chicas del sistema educativo. De cada 10 adolescentes que estudian al momento de quedarse embarazadas sólo cuatro sigue estudiando después de parir. La realidad toca la puerta de los colegios. Pero todavía se discute si esa realidad tiene que abrir una materia en las aulas.
En este momento, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se trata un proyecto de la diputada Ana María Suppa, que es fuertemente resistido por los sectores conservadores del macrismo y por la Iglesia Católica que no quiere, centralmente, que se obligue a los colegios privados religiosos a dar educación sexual. “Los derechos del niño están por encima de la patria potestad –reafirma Figueroa–. Yo puedo decidir que mi hijo vaya a un colegio católico e inculcarle valores, pero no impedirle el derecho a la información.” “De ninguna manera se puede permitir que haya dos clases de adolescentes, ni dos clases de propuesta educativa”, enfatiza Suppa.
Hasta ahora, fueron a exponer a la Legislatura organizaciones civiles, expertos y la Arquidiócesis. También se espera que la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires haga su propuesta. Mientras tanto, hay lugar para las ideas –y los lobbis– más inverosímiles. El macrista Jorge Enríquez, del grupo Juntos por Buenos Aires, presentó una iniciativa para que la educación sexual no se haga con los chicos, sino a través –y exclusivamente– de talleres para padres. “Estoy de acuerdo con los talleres, pero de ninguna manera pueden sustituir la educación sexual”, le remarcó Suppa a Enríquez, en un diálogo entre bancas. “Entonces vas a sacar el tema de la perspectiva de género del proyecto”, la presionó el diputado porteño. “¿Cómo vamos a sacar nuestra lucha desde hace tantos años?”, le contestó ella.
En declaraciones al boletín informativo sobre infancia de Télam-Unicef, Enríquez ya había demostrado su fervor –¿hay qué decir medieval?– antigénero. “Lo único que falta es que a los varones les digamos que tienen que usar hebillitas y a las chicas Prestobarba”, se despachó el diputado. Además del fundamentalismo arcaico que intenta que los estereotipos de lo que es ser chico y chica no cambien, para que tampoco se avance en la igualdad entre varones y mujeres, el propio ejemplo utilizado por Enríquez del símbolo de masculinidad tradicional ya quedó en desuso. Este año, Prestobarba eligió para promocionarse, dentro y fuera de la ficción, a Emilio Uriarte el personaje de Gabriel Goity –enamorado de Laisa, una travesti– en Los Roldan. Ni siquiera la Prestobarba sigue siendo cosa de los machos de antes, que no usaban ni gomina, ni preservativos, ni miraban travestis. Pero Enríquez sigue viendo otro canal.
“La sexualidad de los adolescentes se va a iniciar sí o sí, con conocimiento y responsabilidad, o con descuidos y riesgos –concluye Figueroa–. La sociedad tiene que decidir si protege o descuida a sus jóvenes.”
* El Celsam brinda información y orientación gratuita en anticoncepción en el 0800-888-235726 o en www.celsam.org