Viernes, 1 de abril de 2005 | Hoy
MúSICA
Una guapísima morena clara que canta con sugerente voz ronca y aniñada, la española Bebe, increpa de frente a los golpeadores y también incita a las mujeres a quitarse las telarañas, es decir, las reglas marcadas. Con frescura y lenguaje muy coloquial, cachonda cuando la ocasión lo requiere, esta artista ya vendió en su tierra más de 250 mil copias de su primer CD, también editado en la Argentina.
Por Moira Soto
De cantar en bares y hacer
algunos papelitos en cine y teatro, la española Bebe pasó, en
el curso de 2004 y los comienzos de 2005, a vender más de 250.000 copias
de su primer disco, Pafuera telarañas, que incluye el tema Malo,
muy escuchado por el cable local a través de un clip. Nieves Rebolledo,
26, Bebe para su familia y sus amistades y desde que actúa, para
el público, nacida por casualidad en Valencia pero extremeña
de corazón, ha encontrado un éxito fulminante casi sin proponérselo.
Es decir, la chica morena que se vino de Badajoz a Madrid para estudiar arte
dramático, que se las rebuscó para vivir y encontró el
sitio para cantar a su aire en El Búho Real, seguramente soñaba
con dar a conocer sus canciones, casi siempre de acentuados tintes autobiográficos,
a mucha gente. Pero lo que al parecer no imaginó, y por eso ahora le
cuesta adaptarse a su nuevo status, es que podría volverse tan famosa
y solicitada de la noche a la mañana, reconocida por la calle y teniendo
que firmar autógrafos a diestra y siniestra, perseguida y en ocasiones
traicionada por la prensa, y por cierto tapada de compromisos promocionales.
En los primeros tiempos del suceso, tantas presiones agobiaron a Bebe, una chica
sencilla y espontánea, de ideas claras sobre los derechos de las mujeres
y la justicia en general, que apenas había conocido los circuitos de
Extremadura, donde hizo temas propios y ajenos, antes de entrar en el ambiente
de los cantautores de Madrid. Desde luego, a ella le gustaba cantar en público
también actuar en teatro y en cine y que la aplaudieran.
Pero cuando empezó a estar en El Búho Real provocó tal
entusiasmo entre l@s asistentes que alguna gente del negocio discográfico
paró la oreja.
Entre otros, fue a escucharla un ejecutivo de Virgin-Emi y se quedó pasmao,
como diría Bebe con esa pronunciación coloquial de su terruño
que mantiene en sus letras. El tipo se dio cuenta de que estaba frente a una
personalidad carismática y singular, una cantante seductora, una autora
creativa, combativa, tierna, poética a la que apenas había que
darle una mano para que se decantara en lo musical. Bebe se sintió estimada
y respetada y, lejos de retobarse, aceptó la propuesta, que incluía
al prestigioso producto Carlos Jean. Tan bien se llevó Bebe con el director
artístico del citado sello que lo hizo figurar entre las cariñosas
dedicatorias del CD: Al + xulo: J. Liñán x revolucionarme,
entusiasmarme, ¡joder, si me motivas! Un besino. Eres un amor. Y
al propio Jean le escribe: Carlitos: x acepta currá conmigo, irnos
conociendo ha sio la bomba, x hacer tuyas las canciones, x enseñarme,
hablarme, abrazarme, hacerme reír, ad+ sin ti no hubiera sonao así.
Eres el amo. (Por si hace falta traducción del lenguaje coloquial
de la tierra extremeña de Bebe: xulo va por chulo, lindo,
guapo; currá por currar, trabajar no estafar,
como en nuestro país.)
En verdad, a Bebe le falta espacio para mandar besos y agradecimientos en Pafuera
telarañas: nombra en primer lugar a sus padres y a sus cuatro hermanos
(sois mi columna vertebral), a toda la parentela de tí@s
y prim@s y abuel@s; a varios angelotes que han aparecido este último
año, a los niños del estudio, a los músicos,
a mis niñas (larga serie de chicas a las que llama princesas,
guerreras, mujeres poderosas, mis amigas siempre ¡ole, ole, ole..! ¡Os
quiero bonitas!). Y siguen las dedicatorias a gente que le hizo conocer
músicos, la cuidó al llegar a Madrid, la acompañó
en aquellos conciertitos de camión, la recibió en
La Redacción y El Búho. Al final, Bebe no se olvida de mi
gente de Zafra, Montijo, Márida, es decir de Badajoz, su patria
chica.
Pafuera telarañas
y golpeadores
La problemática de la violencia familiar se ha destapado y encarado
desde los medios y las políticas públicas durante
los últimos años en España, lo que por un lado representó
una toma de conciencia y una búsqueda de soluciones, pero a las vez aumentaron
las víctimas fatales. Yo creo que es una cuestión terrible
que ha existido siempre en mi país, sólo que ahora está
saliendo a la superficie: hay denuncias, estadísticas, manifestaciones
solidarias de las mujeres, refugios y otras formas de apoyo, decía
a este suplemento el año pasado Iciar Bollaín, directora de Te
doy mis ojos, film español que trató de manera profunda y abarcadora
el tema de la violencia de género, poniendo de manifiesto las razones
de la víctima y también las del victimario. Lo más
aterrador de este problema es que la edad de las parejas donde hay un golpeador
que a veces se convierte en asesino no corresponde, como se podría
suponer, a personas maduras, mayores. No, se trata de gente joven que repite
patrones ancestrales y que pertenecen a todas las clases sociales. (...) Acá,
imagínate, los obispos han lanzado hace poco una pastoral tremenda que
le echaba la culpa del problema a la emancipación de las mujeres, decían
que esta forma de violencia era el fruto amargo de la revolución sexual.
Un documento que casi ni merecería ser comentado por lo disparatado de
sus conceptos.
Artistas de la plástica, el cine, el teatro, la música se sintieron
concernid@s por la cuestión del maltrato en España, donde, además
de Te doy mis ojos, se filmaron películas como Solas y Sólo mía,
y un colectivo de conocidas cantantes produjo un disco en beneficio de organizaciones
que ayudan a mujeres golpeadas. Hasta fines de febrero pasado, diez mujeres
habían muerto asesinadas en España. La última víctima,
Ana Rosa Marin, de 25 años, limpiadora, un hijo de 5, había decidido
terminar su relación con Francisco José M. A. (el diario El País
no publica el apellido completo del criminal, pese a que éste ya había
confesado al publicarse la noticia). La joven se había refugiado en casa
de dos compañeras de trabajo, pero no pudo escapar a los golpes en la
cabeza y las heridas de arma blanca que le causaron la muerte según la
autopsia.
No sorprende, entonces, que en un país donde se estima que alrededor
de 650.000 mujeres son víctimas de la violencia machista, una cantautora
veinteañera componga un tema tan fuerte como Malo, y que
ese tema se convierta en una suerte de himno, coreado en conciertos, escuchado
por radio, grabado en video. En Malo, con esa vocecita un poco ronca
y aniñada, Bebe describe al tipo que aparece en la noche y el miedo que
le recorre el cuerpo a la mujer aun antes de que él abra la puerta. Primero
ella ruega:
Una vez más, no por favor,
que estoy cansada y no puedo
con el corazón.
Una vez más, no, mi amor.
Por favor no grites
que los niños están durmiendo.
Pero enseguida se recupera y lo enfrenta:
Voy a volverme como el fuego,
voy a quemar tu puño de acero
y del morao de mis mejillas
saldrá el valor para cobrarme las heridas.
Malo, malo, malo eres,
no se daña a quien se quiere.
Tonto, tonto, tonto eres
no te pienses mejor que las mujeres.
La canción que da título al disco ya editado
localmente, se consigue a $23, Pafuera telarañas, está
en la misma línea de compromiso con sus congéneres. El tono es
más humorístico pero no menos movilizador:
Ella se ha cansado
de tirar la toalla
se va quitando
poco a poco telarañas
(...)
Hoy sueña lo que quiere
sin preocuparse por nada.
Hoy es una mujer
que se da cuenta de su alma.
Unos versos más adelante, como si entablara diálogo
con esta mujer, Bebe se dirige directamente a ella:
Hoy vas a conseguir
reírte hasta de ti.
Hoy vas a ser la mujé
que te dé la gana sé.
Hoy te vas a queré
como nadie te ha sabío queré.
(...)
Hoy no has sido la mujer
perfecta que todos esperaban,
has roto sin pudores
las reglas marcadas.
Entre otros temas que figuran en Pafuera y
que son apenas una parte de los que lleva compuestos, además de
preocuparse sanamente por los derechos humanos, la ecología (en Ska
de la tierra dice: Es que no hay respeto/ por los que están
sin tierra,/ es que no hay respeto y cerramos fronteras./ Es que no hay respeto/
y se mueren de hambre), Bebe se pone mimosa (como los olivos sudan
aceite,/ mi cuerpo resbala sobre tu piel, en, precisamente, Como
los olivos), ansiosa contando las horas para encontrarse con su amante,
Siete horas, se asegura de que sus piernas tengan un depilado
deluxe, repasa el contenido de su maleta (cada minuto se hace/ un
mundo y todavía quedan/ siete horas (...) siete horas, siete horas/ sólo
me faltan para cogerte). También se muestra enamoradísima
en Siempre me quedará (Han cambiado los esquemas de
mi vida/ ahora que todo era perfecto./ Y algo más que eso/ me sorbiste
el seso/ y me desciende el peso) y de lo más nostálgica
en Te echo de menos (El aire huele a ti,/ mi casa se cae/
porque no estas aquí./ Mis sábanas, mi pelo, mi ropa/ te buscan
a ti). Dicen los que la conocen bien que a Bebe no se le han subido los
humos, que no asumió ninguna pose de diva después del éxito,
que le va tener un trato democrático y si es posible afectuoso con su
equipo. Su representante Ignacio Cubillas, por ejemplo, comenta de ella que
es una bendición por esta manera de ser. Bebe, por su lado,
a pesar de que desconfía del periodismo, en las entrevistas digitales
no se guarda sus opiniones. Pues no, hijo. Habrá alguno que se
dé por aludido, pero le dará tres leches, digo yo, deduce
sobre la posible reacción de los maltratadores al escuchar Malo.
Respecto de hacer otras denuncias sobre fascismos, guerras, distintas formas
de discriminación, lanza: Pues claro que me atrevo. Pero si quieres
que las cosas te salgan de adentro no las tienes que forzar. Estoy comprometida,
pero no llevo ninguna bandera... comprometidos tenemos que estar todos. Y no
sólo cantando.
Bebe no acepta que se la tilde de ponerse a la moda por decir algunos tacos
(palabrotas): Mi padre también los dice, y mi hermano. Ni supermoderna
ni ostias, retruca esta chica bonita (lo de guapa es por la cámara,
engaña, bromea) que se ha dejado influir por la copla, el flamenco,
el tango, el hip-hop y que está abierta a cualquier otro género
que le provoque identificación. Pero quizás todo esto y otras
cosas más las cuente pronto ella misma en persona, porque se anuncia
para este año una gira de Bebe por América latina.
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