Viernes, 1 de septiembre de 2006 | Hoy
SALUD
La palabra aborto se dice en silencio hasta que se dice y el silencio es un murmullo en donde todos saben que el aborto existe hasta que se vuelve a callar. Sin embargo, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto puso en boca de muchas personalidades –como Julio Bocca o Soledad Silveyra– que el aborto existe y que ya se reunieron miles de firmas que quieren cambiar clandestinidad por seguridad sanitaria.
Hay que sacar los fantasmas que nos quieren imponer
Estoy en contra del aborto ilegal porque cada uno tiene que decidir sobre su cuerpo. Yo como hombre, no lo paso, pero tengo que acompañar. Porque ahora está en el candelero el tema del aborto, pero no hay registros de cuántos abortos ilegales se realizan, mientras que en muchos países se practica sin el fantasma del asesinato a una vida.
En lo personal, un muy amigo mío tuvo que decidir llevar adelante un aborto y fue muy traumático para las dos familias, la suya y la de su novia. El lloraba desconsolado. Fue una porquería y una situación de mucha angustia que no me olvido más. Por eso, creo que hay que sacar la telaraña y los fantasmas que nos quieren imponer: que se dejen de franelear de una vez y que se vea a la religión como un servicio y no como una manera de asustarte porque te vas a ir al infierno. La verdadera religión es ir a ayudar a un hospital y no embarrar la cancha.
Hay que terminar con la hipocresia: abortar, abortan todos
Las clases más desprotegidas tienen más riesgos, más muertes y menos posibilidades de realizarse un aborto en condiciones confortables. Por eso, hay que terminar con la hipocresía y el doble discurso: abortar, abortan todos. Pedir la despenalización no implica que el aborto no sea doloroso, sino pedir terminar con la desprotección de las mujeres.
Despenalizar el aborto es un clamor de justicia
Estoy a favor de la despenalización para que no exista el aborto ilegal, para que no se muera la gente que se va a hacer un aborto, para que se practique en condiciones sanitarias y con la protección de la ley. En lo personal, yo fui madre soltera a los 17 años, así que tuve otra elección, pero conozco montones de casos de mujeres que pasaron por situaciones realmente horribles. ¿Quién no conoce casos? Yo viví en Bella Vista y ahí había colas de chicas de 14 o 15 años para hacerse un aborto. Por eso, despenalizarlo es clamor de justicia. No se puede seguir haciendo de esta manera, a través de mujeres que no son médicas y que además maltratan a la gente.
Es terrible la cantidad de mujeres que mueren por abortos clandestinos
El primer problema es que hay una política retrógrada de educación sexual. Pero sí creo que hay que despenalizar el aborto porque una de las estadísticas más terribles que tiene este país es la cantidad de mujeres que mueren por abortos clandestinos. No viví experiencias personales, pero sí cubrí casos para el noticiero en donde vi que la ilegalidad acrecienta una desigualdad social muy injusta.
Tuve una novia que se hizo un aborto y la acompañe
Para mí la despenalización es lógica por una cuestión de libertades individuales. Pero, además, hace 20 años, cuando tenía 21, tuve una novia que se hizo un aborto y la acompañé. Siempre es un garrón, pero en ese momento, decírselo a sus padres, era una vergüenza terrible. Igualmente, fue entrar a un consultorio y salir. En cambio, cuando baja el nivel económico todo se complica. Por eso, la legalidad haría más clara toda la situación.
Las personas no lo dejan de hacer porque este prohibido
Estoy a favor de la despenalización del aborto, aunque sí creo que hay vida en ese momento y que siempre es algo feo y traumático. Incluso, tengo absoluto respeto por las vidas que van a venir, pero, en un balance personal, la nobleza me obliga a tener más respeto por las vidas que ya han venido. Escuché bastantes casos de gente cercana, conocida y amiga y la humillación existente en este tema me lleva a inclinarme a favor de la despenalización. Nadie está exento: hay accidentes que le pasan a todo el mundo o, al menos, le pueden pasar. Pienso que nunca es una decisión que se pueda tomar con demasiada liviandad, pero elijo confiar en el derecho de las personas y no en un Estado que lo prohíba. Me encantaría que no fuera moneda corriente y que no sea necesario. Pero las personas no lo dejan de hacer porque esté prohibido y terminan en lugares donde peligra su propia vida.
Nos quieren dejar en el medioevo
Mientras no nos garanticen la educación sexual en los colegios y la mujer siga estando en el lugar de cosificación, el aborto tiene que estar legalizado porque nos siguen queriendo dejar en el medioevo para evitar los embarazos no deseados. Antes del aborto hay que hablar de temas muy profundos. Por ahora, hablamos del árbol, pero no del bosque.
Son muchas las mujeres que pierden la vida
Estoy en contra del aborto, pero a favor de la despenalización porque se hace de todas maneras y son muchas las mujeres que pierden la vida o corren riesgos. Hay que hacer toda una acción global para que toda la gente –y especialmente la que no tiene recursos– acceda a la educación sexual y los anticonceptivos.
Me gritaban y no me daban ninguna explicación
Estoy a favor de la despenalización para subsanar la coyuntura de las muertes que produce semejante crapulada. Y como no es lo mismo decir “le pasó a otra” que me paso a mí y, además, se lo conté a mis hijas, no tengo por qué ocultar que me hice un aborto. No lo viví con orgullo, ni paz, ni mucho menos. Fue una situación que se me fue de las manos. Después de la anestesia tenía la sensación de que me habían violado, que habían hurgado en mí mientras estaba dormida. Fue una cosa horrible, horrible. Yo estaba en una sala de espera de Lanús y antes de entrar preguntaba “¿cómo es?” y me decían “¿es sí o no?” sin darme ninguna explicación y a los gritos. Después, durante mucho tiempo, me ha quitado el sueño y no podía compartirlo con nadie, hasta que lo empecé a hablar. Otras no se sienten así, pero a mí me pasó eso. Por eso, me parece bien que por lo menos se hable. Y que siempre prevenir es lo mejor.
Tiene que haber educaciOn sexual
En primer lugar tiene que haber una profunda campaña de educación sexual, de distribución de preservativos y anticonceptivos y concientización acerca de lo que implica un aborto y también la decisión de ser madre, para que, con todos los elementos, la decisión final sea personal y cuidadosa. Ser madre sin recursos, sin apoyo y sin trabajo es tan terrible como abortar.
La gente carenciada es la que menos posibilidades tiene de asumir un aborto
Es preferible tomar la decisión de un aborto a tiempo, porque si no las consecuencias son peores. La mayoría de los nacimientos se da en donde la gente tiene menos recursos y también menos posibilidades de acceder a preservativos y a abortos seguros y, a la vez, de mantener familias numerosas. La gente carenciada es la que menos posibilidades tiene de asumir un aborto. Por eso, si se legaliza el aborto habría más gente con posibilidades de hacerse cargo de la vida.
Si tenes guita las cosas son mas faciles
Debo reconocer que es la mujer –en definitiva– quien pone el cuerpo y la cabeza. Pero mi posición es que cada persona tiene derecho a decidir sobre su cuerpo y que el Estado debe prestar asistencia y colaboración para aquellas que decidan interrumpir el embarazo. Conozco mujeres de clase media que contaban con el dinero suficiente para tener una asistencia profesional y que fueron intervenidas en lugares bastante cuidados y también bastante caros. Lo de siempre, si tenés guita, las cosas son más fáciles aunque no dejen de ser clandestinas.
A una chica le tapaban la boca para que no gritara porque le dolía
Estoy completamente convencido de la necesidad de despenalizar el aborto. ¿Cuántas mujeres y adolescentes mueren o quedan estériles por una mala praxis? ¿Quién se hace cargo de su conciencia por una adolescente muerta porque por algún alto concepto “moral” se prohíbe el aborto? Conocí gente, de diversos ámbitos económicos, que se hizo abortos, pero la peor historia fue la de una chica a la cual se le tapaba la boca para que no grite tanto porque le dolía mucho. Prohibiendo el aborto se logra esto, no que no se aborte.
Por otra parte, en mi película Nordeste toco el tema del aborto y ésa era una de las razones por las cuales “el Comité de Calificación” quería que sea sólo apta para mayores de 16 años, cuando muchas de las víctimas reales son jóvenes adolescentes que terminan abortando o siendo madres niñas. Y eso que la escena fue filmada con extremo pudor, pero la razón no era el cómo sino el tema del aborto. Sentí mucho la hipocresía y que es mejor no hablar de temas que molestan...
Tuve una experiencia del modo que la tuvieron cientos de miles de argentinos de clase media
La despenalización del aborto marcha en la dirección de una sociedad madura. Al mismo tiempo, estoy profundamente impresionado del enorme poder que aún tiene la Iglesia para frenar algo que está en el consenso de la sociedad y hasta para impedir que las personas puedan ejercer sus legítimos derechos, como se dio en los dolorosos casos recientes. En lo personal, tuve una experiencia cercana siendo muy joven, pero del modo que la tuvieron cientos de miles de argentinos y argentinas de la clase media: con médicos matriculados, consultando psicoterapeutas y en ámbitos que disponían de adecuadas condiciones sanitarias. Eso sucedía entonces y sigue hoy. El problema, como todos sabemos, está en otra parte: en los castigados cuerpos de las pobres, que sólo interesan para ejercer sobre ellos el control social.
“Es necesario despenalizar y legalizar el aborto para que las mujeres que decidan interrumpir su embarazo sean atendidas de manera segura y gratuita en los hospitales públicos y obras sociales de todo el país”, reclama la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que ya fue firmado por miles de personas.
Pero, además, son muchas las personalidades públicas que respaldan el lema “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Por ejemplo, Julio Bocca, Teresa Parodi, Cristina Banegas, Cipe Lincovsky, Virginia Innocenti, León Ferrari, Martín Caparrós, Eduardo “Tato” Pavlovsky, Fanny Mandelbaum, Eva Giberti, Felipe Pigna, Soledad Silveyra, Belén Blanco, Liliana Daunes, Soledad Villamil, Liliana Herrero, Tununa Mercado. Y otros/as. Pero también desde la política adhieren –sin miedo a que el aborto sea piantavotos– la senadora Diana Conti, la ex diputada María Elena Barbagelata, las diputadas Patricia Walsh y Alicia Castro y los diputados Claudio Lozano y Ariel Basteiro. Todos ellos, y muchos más, exigen: “Ni una muerte más por aborto clandestino”.
Más información: www.derechoalaborto.org
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.