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Viernes, 23 de julio de 2010

SALUD

CAMBIO DE MANO

Por primera vez se presentó, en el Congreso Mundial de SIDA, en Viena, un gel microbicida con resultados concretos que podría evitar la negociación por el uso del preservativo en la que las mujeres suelen salir perdiendo. Con este gel, cuyo protocolo todavía está en etapa de investigación, la herramienta para la protección frente al riesgo de infección por VIH estaría en manos de las mujeres.

 Por Luciana Peker

Ella abre la compu y él aparece. Se saben los horarios y él le pregunta por su compañero insufrible de trabajo. Ella le conoce la familia y lo alienta en sus últimos exámenes. Ellos comparten la música y se pasan videos. Quedan en encontrarse. “Voy con vestidito negro”, dice ella. Y él le contesta: “Yo, con la remera que tengo en la foto de Facebook y te gusta”. Se encuentran como si se conocieran aunque no se conozcan.

El la invita a comer. Y ella dice: “Me saqué el saco para seducirte, pero ya tengo frío”. El no se apura. Pero le sabe contestar –con la rapidez ejercitada en el chat–: “Ya me tenés seducido”. El beso llega con la naturalidad de un postre. El le roza el pezón todavía escondido en el vestido como si lo hubiera acariciado cien veces antes y ella siente en ese roce el descubrimiento de su propio cuerpo disfrutando del tacto virtuoso y no virtual de las manos.

Ella se hunde en el sillón y él la invita a otro lugar. Ella dice sí. El la desnuda sin apuros y fluyen sensaciones que el ratón de un mouse no podría imaginar. Ella no quiere interrumpir nada. Pero se pregunta si él dirá, abrirá o se lo pondrá y, finalmente, pregunta: “¿Tenés forros?”. En la mesita de luz hay, pero él le pide que no arruine la magia del encuentro, que él no puede hacerle el amor con intermediarios y que eso le baja las ganas.

¿Ella qué hace?

UNA ESPERANZA DE AUTOPROTECCION

Esta nota tiene que decir que ella tiene que decir que “No” si él no usa preservativos. Esta cronista también cree que ella tiene que decir “No”. Pero una –es UNA cronista– y sabe que preguntar, pedir, llevar, poner, escuchar los reclamos o los no o –incluso– hundir los deseos para cuidarse no es tarea fácil. Por eso, más allá de que, por supuesto, no todos los varones se nieguen a usar preservativo, es cierto que el profiláctico pensado para recubrir el pene deja a las mujeres en un malabar entre la autoafirmación, el placer, la intimidad, la experiencia, el cuidado del cuerpo, la sangre fría (o tan caliente como para poder remontar la situación) que, a veces, se les va de las manos a muchas mujeres que no quieren resignar su vida sexual ni el cuidado de su salud.

Por eso, la noticia, difundida esta semana, en la Conferencia Internacional de Sida 2010, realizada en Viena, es un signo de esperanza. Se trata de un gel (llamado Caprisa) que podría reducir la creciente feminización del contagio, ya que, según una investigación (realizada durante 30 meses con 899 mujeres), puede reducir en un 39 por ciento las infecciones de VIH en mujeres.

Pero hay que ser cautas. Todavía no está terminado de probar. Falta mucho para que salga a la venta y, si bien baja los riesgos, no lo hace ni totalmente ni al nivel del preservativo. Así que nada de ir corriendo a la farmacia (salvo que sea para comprar condones).

CAPRISA O EL PODER EN MANOS DE LAS CHICAS

La investigación sobre Caprisa la realizó la universidad sudafricana de Kwazulu-Natal y la estadounidense de Columbia y este microbicida –así se llama al gel– fue desarrollado a partir del tenofovir, un conocido antirretroviral ya usado como pastilla en pacientes (pero para curar o controlar el virus) y que, ahora, podría servir para prevenirlo. Si llega a masificarse, tendría que colocarse en la vagina doce horas antes y doce horas después del coito.

Caprisa ganó un aplauso en Viena porque es el primer microbicida con algún potencial de éxito en el empoderamiento de género. “Esta nueva tecnología tiene el potencial de alterar el curso de la epidemia del VIH, especialmente en Sudáfrica, donde las mujeres llevan la mayor carga de esta devastadora epidemia”, subrayó Quarraisha Abdool Karim, una de las responsables del estudio. Ella agregó: “A las mujeres que no pueden convencer a sus parejas de usar preservativo no tenemos nada mejor que ofrecerles”, sentenció. “Es dar algo frente a nada”, aseguró la científica. Frente a la nada, Caprisa es mejor. Pero sería mejor que la nada y que Caprisa, que el uso del preservativo pueda ser una decisión de la mujer y que, a eso, se le agregue esta nueva opción.

“Es la primera vez que tenemos algo que puede ser controlado por las mujeres”, sostuvo Gottfried Hirnschall, el director del Departamento de Sida de la OMS. Aunque aclaró: “No hay nada que funcione al ciento por ciento. Hace falta una prevención combinada, en la que se utilicen varias armas”, ya que si bien disminuyó el nivel de contagio entre las mujeres que usaron el gel, la infección de VIH no cayó a 0.

El argentino Pedro Cahn, presidente de Fundación Huésped y ex presidente de la Sociedad Internacional de Sida sostuvo: “El microbicida redujo en un 50 por ciento el riesgo de infección por VIH en el primer año y en un 39 por ciento luego de dos años y medio, y en un 51 por ciento la de herpes genitales en las mujeres que participaron del estudio. La principal noticia es que es la primera vez que un microbicida funciona. Además, el gel microbicida es un método manejado por la mujer. Este hecho cobra particular importancia en contextos en los cuales las mujeres no pueden sugerir o solicitar el uso de preservativos a sus parejas sexuales porque cuestiones vinculadas a la violencia de género siguen estrechamente vinculados a la epidemia del HIV/Sida”.

Contento con la nueva ventana para las mujeres, Cahn, sin embargo, también pidió cautela: “Es importante contextualizar los resultados del estudio para no generar falsas expectativas ni desatender otros métodos de prevención con los que actualmente contamos y son más efectivos. El gel no es anticonceptivo, por lo que no puede ser utilizado como doble barrera de protección. Por otra parte, debe ser colocado 12 horas antes de la relación sexual y 12 horas después. ¿Es posible prever siempre la relación sexual? Si así no fuera, ¿las mujeres debieran colocarse el gel todos los días de su vida?”.

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