Viernes, 10 de diciembre de 2010 | Hoy
PASOS PERDIDOS...
En China les ataban los pies a las mujeres, tanto como para que les doliera, tanto como para atrofiar el centro del cuerpo y desequilibrar la armonía en busca de un modelo estético –que siempre es político– de belleza: la de mujeres con pies chicos y pasos, también, pequeños. El símbolo de esa atadura no termina de desatarse.
Muchas veces es el mercado (y ya no la familia o las pautas culturales) la que aprieta a las mujeres a re-doblar sus dedos con tal de calzar zapatos con plataformas, moños, chatitas, ojotas u otros colores y modelos que sólo son pensados para Cenicientas 2010.
Por eso, el diputado porteño Jorge Garayalde propuso una nueva ley de talles de calzado: para pasar de la frustración a la autoestima. “Pisando fuerte” se llama la iniciativa que tiene el objetivo de garantizar a los hombres y mujeres (y no lo dice pero, en realidad, la norma puede ser especialmente democrática, esperada y necesaria para travestis y trans) la disponibilidad de talles correspondientes a todas las medidas de calzado en los establecimientos comerciales para evitar situaciones de discriminación, problemas de salud y oportunismo.
“Las mujeres que calzan más de 40 prácticamente no tienen dónde comprar zapatos”, ejemplifica Garayalde. Pero no es sólo una idea. Ya existe el Club del Pie, que es una institución –que nació hace cinco años– para agrupar a las mujeres de pie grande. La Presidenta del Club, Inmaculada Ruiz Santana, dice que tiene muchas solicitudes para que la ley sea aprobada. También la socióloga especializada en moda Susana Saulquin destacó la necesidad de contemplar las diferencias postergando las estandarizaciones.
Si esta iniciativa es aprobada en la Ciudad de Buenos Aires establecería como ley: “La existencia de talles correspondientes a todas las medidas de calzado corporales en los establecimientos comerciales cuya actividad principal, accesoria u ocasional sea la venta, fabricación o provisión de calzado de vestir, en proporción que surgirá de la reglamentación de la presente norma y garantizar la existencia de los talles correspondientes a todas las medidas antropométricas del género y la franja etaria a la que se dediquen, de acuerdo a la Tabla de Medidas de Calzado estipulada por la norma IRAM 8604-1. Se exceptúa de dicha obligación cuando las ventas sean de productos discontinuos o en liquidación por fuera de temporada, circunstancias que deben ser anunciadas al público de manera precisa mediante carteles que indiquen dicha situación”.
Pero no se trata de una igualdad de talles y una inequidad económica. La idea es que la amplitud de talles para las diferentes pisadas sea de igual valor para todas y todos. “Del calzado exhibido para su venta, no debe existir diferencia económica entre los pares de calzado de talles generales (35-40 para dama y 41-45 para caballero) y aquellos especiales sean de mayor o menor talla”, señala el proyecto de ley que podría ser analizado por la Legislatura Porteña en el 2011.
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