Viernes, 4 de noviembre de 2011 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
“En lugar de simplemente fotografiar, Bettina Rheims reconstruye escenarios. Su obra fusiona a Duchamp y al Marqués de Sade, con la bohemia y el mundo de las supermodelos desde un elegante attaché.” Así se pronunció la crítica francesa acerca de Rose C’Est París el último proyecto de Rheims editado en formato de lujo por Taschen. Su trama remite a dos hermanas gemelas: una se llama B (¿un guiño cómplice a Brigitte Bardot?) y la otra, Rose. En un entramado con sesgos del género policial atiborrado de erotismo chic, ambas pasean por locaciones de cafés, cabarets, museos y hoteles. Entre las caracterizaciones de una y otra, posaron además las supermodelos Naomi Campbell, Michelle Yeoh, la diva Monica Belucci y el diseñador Azzedine Alaia.
Los portraits de estas hermanas admiten un estilismo bondage que sin duda hubiese celebrado la diva Bettie Page y sus contemporáneas en producciones para films y fotografía para publicaciones clandestinas realizadas en los años ’50 tanto por John Willie –creador de la revista Bizarre– como por los hermanos Irving y Paula Klaw, los fundadores de la revolucionaria empresa Movie Star News.
La nueva obra de Rheims –contenida en una edición de lujo acompañada de un DVD– se lanzó contenida en una maleta vintage. En sus páginas irrumpen tomas de banquetes, bacanales cuyos comensales van vestidas con robes a lo Vionnet pero en topless.
A modo de prólogo o epílogo de un trío amoroso matizado con un picnic, posan en un escenario bucólico un apuesto hombre de traje rodeado de las hermanas Rose y B: una luce vestida para el cóctel, la otra desnuda pero en tacos altos. La torre Eiffel y el mítico cabaret Moulin Rouge –sí, los clichés del estilo parisiense– irrumpen en la edición y en las fotografías cual diademas, comparten estilismo con piezas de corsetería vintage, ricas en lazos y en ballenas. No es arbitrario, sino un manifiesto y ardid fetichista que tal coqueta edición haya sido lanzada junto a souvenirs: de un antifaz a una flor pasando por iconos de la arquitectura parisiense.
Bettina Rheims construyó un estilo para retratar personajes emblemáticos tanto de la tradición como de la vanguardia francesa y por sobre todas las cosas dejó sentado un abordaje sobre el cuerpo y la intimidad que se manifiestan y provocan desde ensayos fotográficos, libros, bitácoras, films (remitirse al documental Un viaje por la sexualidad femenina y a numerosas exposiciones). Su sello está emparentado con el fetichismo pregonado por el experto Helmut Newton, cierta erótica de las pinups trazadas por Varga, matices deliberadamente pervert de algunos videos de Madonna, aunque con un ineludible sello francés. Fue modelo, periodista, dueña de una galería de arte hasta que en 1980 –con 26 años– focalizó en la fotografía y dio el puntapié inicial de una vertiginosa carrera cuyo gesto más solemne fue retratar al presidente Mitterand.
Del buceo inicial por el imaginario de ignotas artistas del strip tease, acróbatas y artistas callejeros de sus comienzos, pasó a un ensayo apodado “Female Trouble” que en 1989 se exhibió en Alemania y en Japón, se expandió a una serie documentalista de la androginia en boga entre los adolescentes. A esa experiencia la llamó “Modern Lovers”, tuvo un libro homónimo y paseó por exposiciones en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Hija del novelista e historiador del arte Maurice Rheims, hermana de una actriz y madre de un actor, su familia se compone además de su coequiper en todos los proyectos –el escritor Serge Bramly–. En 1990 el dúo irrumpió en habitaciones de mujeres parisienses y de allí surgió una serie de desnudos y también cuentos cortos que compusieron el best seller Chambre Close. Otra obra conjunta, taquillera y controversial fue el ensayo fotográfico que trasladó a la religión y a Jesús a locaciones y escenarios del siglo XX, llamado “L:N. R.L”.
A comienzos de 2000, desde “Xmas” Rheims y Bramly celebraron a mujeres jovencísimas en sus entornos cotidianos. Y en 2003 transportaron la ecuación y la expandieron a otros culturas: Shangai otro de sus libros y ensayos circa 2003 resultó de una temporada de seis meses en Oriente y mostró perfiles de mujeres de backgrounds disímiles. Como es habitual en sus tomas, la ciudad como referente cultural compartió protagonismo con los planos de las retratadas. Pero de regreso a la escena parisiense y para ahondar en referentes locales, Rheims puso el ojo en la alta costura: en 2007 ideó Heroínas, un libro donde cincuenta modelos exhibieron las extravagancias de los máximos creadores franceses de los siglos XX y XXI.
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