Viernes, 2 de noviembre de 2012 | Hoy
EL MEGAFONO
Los trastornos de la conducta alimentaria son uno de los mejores ejemplos de las alteraciones que se producen especialmente en el período de la adolescencia y que requieren para su diagnóstico y tratamiento de profesionales que estén compenetrados con el conocimiento profundo de este período, ya que es totalmente diferente a los períodos infantil y de la adultez. El no conocer las características de los adolescentes y de su familia lleva al fracaso del tratamiento que los profesionales realizan, tratando de evitar los serios riesgos a que se ven expuestos.
La anorexia nerviosa es la enfermedad más letal de la psiquiatría. Más que la esquizofrenia, los trastornos relacionados con el uso de sustancias –lo que comúnmente se conoce como adicciones– o el trastorno bipolar. Su índice de mortalidad es de entre 5 y 6 por ciento.
La edad más frecuente de comienzo es entre los 13 y 19 años, siendo extraño que empiece antes de los 10 o después de los 30 años. La relación mujer/hombre es de 9 a 1.
La alteración de la conducta alimentaria se produce como consecuencia de la excesiva preocupación por la imagen corporal, la distorsión de la misma y/o el temor mórbido al aumento de peso. Entonces la paciente come menos, saltea comidas, tiene conductas bizarras con respecto a la elección de alimentos de bajas calorías, repite las mismas comidas todos los días, aumenta exageradamente la actividad física, controla su peso varias veces por día y se mira en el espejo frecuentemente, entre otros.
Este tipo de conductas altera seriamente el área social, académica y/o laboral.
El severo descenso de peso, el aislamiento de sus pares y su familia, la baja autoestima, la irritabilidad, los cambios de humor imprevistos, la inflexibilidad (todo mal o todo bien), entre otros, son algunos de los aspectos más característicos de la enfermedad.
Es cierto, además, que sucede en pacientes vulnerables, que presentan algunos de los síntomas antes descriptos, previamente a comenzar con la anorexia, y allí la familia, los docentes y alguna veces sus pares son fundamentales, ya que son los que perciben estos signos y deben dar la voz de alerta y consultar.
El período que transcurre entre los 6 y los 12 años es fundamental en el aprendizaje, por lo que es importante conseguir que adquiera hábitos de alimentación adecuados.
Es en el ámbito familiar donde se crean diferentes patrones de interacción en los que a veces se utiliza la comida con fines distintos de la nutrición, puede ser usada como arma ofensiva o defensiva, como castigo o recompensa.
Es por ello que la alimentación adecuada cobra importancia y tanto la familia como la escuela cumplen un rol fundamental en la prevención de los trastornos alimentarios. Estar atentos a los cambios emocionales de nuestros hijos es el primer eslabón en la prevención.
La mayoría de los pacientes, una vez que se ha realizado el tratamiento interdisciplinario adecuado, efectuado por especialistas en trastornos de la conducta alimentaria, se recuperan adecuadamente y esta recuperación es enorme y en la mayoría se puede hablar de curación.
Dr. Julio Cukier, director médico de ADOS (Centro de Atención Integral de la Salud para el Adolescente y su Familia) ados.org.ar
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