Viernes, 9 de noviembre de 2012 | Hoy
MUSICA
La artista cubana Yusa presentará su último trabajo, Libro de cabecera en tardes de café, todos los viernes de noviembre en el CAFF, con invitadas femeninas que auguran un feliz encuentro.
Por Guadalupe Treibel
Dice que saber es libertad y que planea, algún día, crear una escuela de herramientas, que ofrezca herramientas. Que el día necesitaría tener 28 horas para que le alcancen los minutos. Que radicarse en Argentina (a medias; se reparte entre Cuba y Buenos Aires) fue un antes y un después en su carrera. Porque, desde hace tres años, su nombre es una feliz constante en la cartelera local y su música (ecléctica, mixturada de rock y jazz, de funk y pop, de sonoridades brasileñas y raíces cubanas) se ha vuelto un soundtrack ineludible en Capital.
Festejada en países de Europa y Asia, Yusa –oriunda de La Habana, dueña de versos como “No crece amor sin misterio / Ni hay torbellino sin calma ni hay vida sin ti / Sigo buscando el pretexto para no salir de tus manos”– acumula experiencias (el jazz improvisado del quinteto de mujeres Quasi Jazz o el dúo con Domingo Candelario, el tour “Latin Voices” junto a Lila Downs y Susana Baca), premios (CubaDisco, Latin Grammy, entre otros), discos (Yusa, de 2002; Breathe, 2004; Haiku, 2008; Vivo, 2010) y un último trabajo que, bajo el título Libro de cabecera en tardes de café (2012), da un giro inesperado: en vez de zambullirse de lleno en las composiciones propias, presta su voz para homenajear a quienes supieron inspirarla. O acompañarla en distintos momentos de su vida.
Así, en plan cover de temas de Noel Nicola, Charly García, Gilberto Gil, Kelvis Ochoa, Burt Bacharach o Sara González, su literatura musiquera de cabecera tiene plus: la colaboración –en disco– de amigos como Hilda Lizarazu, Raly Barrionuevo, Hugo Fattoruso o Liliana Herrero, entre otros. Y la compañía –en el vivo que presentará todos los viernes de noviembre– de una troupe femenina para el recuerdo con Liliana Vitale, Verónica Condomí, Eliana Liuni, Charo Bogarín, Ana Prada y Loli Molina a la cabeza.
“Ninguno de mis invitados hace algo similar; son artistas individuales con los que conecto desde diferentes lugares. Estoy muy abierta a intercambiar con otro tipo de poéticas, de discursos, de herramientas, de musicalidades. Libro de cabecera... me da la oportunidad única de compartir arte con amigos”, resume Yumisil López Bridón (aka Yusa) para Las12.
Unos años atrás, en una entrevista a Las12, dijiste: “Creo que la música es deudora de lo que la precede”. Tu nuevo disco –Libro de cabecera en tardes de café– viene a reflotar ese concepto, al ser un LP donde rendís tributo a canciones que acompañaron tu vida...
–Es un disco que no hubiese existido de no haber estado en Argentina; tuve que hacerlo después de radicarme para cerrar muchas cosas que tienen que ver con mi historia. Era el momento de volver a todos esos compositores que han ido formando esta persona que soy; quería decir de esa manera, con las palabras de otros. Y agradecer antes de continuar. Siempre he trabajado con mis canciones y me pareció el momento de ponerme en función del otro –usando las herramientas que me han sido dadas para mi propia música–. Lo paradójico es que estos temas nunca los canté ni entre mis amigos: nunca los hice en vivo, nunca los entoné para nadie. Aunque, sí, siempre me acompañaron, los conocía, los escuchaba.
Según has mencionado, cada canción marcó un momento de tu vida. ¿En qué sentido?
–Estas canciones son etapas, como libros, como literatura de época que tiene que ver con la adolescencia, la niñez y así. En ese sentido, el disco es como un repaso. Todos los temas soy yo. Y vienen a cerrar una etapa que tiene que ver con mi desarrollo y mi llegada a Argentina, que marcó un antes y un después. Pensá que yo nunca viví en un país que no fuera Cuba, y eso que estoy viajando desde el año ’93. Pensá también que siempre me había desarrollado en Europa y Japón, nunca en América latina.
Una marca distintiva de tu carrera es el eclecticismo y la libertad con la que abordás la música. Tu último material mantiene esa línea, condensando música cubana, funk, rock, pop, etc. ¿La variedad fue una búsqueda planificada o surgió naturalmente de la –sentida– selección?
–Vengo de un país cuya característica principal es el mestizaje. Apropiarse de otras cosas es natural para nosotros, es parte de los procesos culturales que ha vivido el país. Incluso apropiarnos del mismo desarrollo de los procesos coloniales que han dado como resultado géneros y estilos distintos. Hay una puja dentro que absorbe todo y, de la puja, queda un sonido muy cubano, que tiene mucho de feeling, de música latinoamericana, de rock, de jazz, de Africa, de bossa. De allí que no tenga ningún prejuicio musical; soy muy abierta. De allí que sea tan difícil catalogar mi música. Siempre me dejé llevar por mi propia necesidad y la posibilidad de exorcizar miedos y alegrías a través de la canción.
Libro de cabecera en tardes de café es el primer disco que editás con sello propio. ¿Cuáles son los próximos planes para Yusa Records?
–Está afianzándose de a poco, con premura; ahora mismo es virtual pero está en carrera. De alguna manera, es un pretexto para poder bancar, desde un lugar propio, la propia carrera porque, hasta el año pasado, estaba con una discográfica que editó mis primeros álbumes y un dvd –Yusa live at Ronnie Scott’s–. Y para usar la plataforma trabajando con otros artistas; en octubre, por ejemplo, produje un disco para niños de unos artistas noruegos. Eso también es parte de la oficina, parte de Yusa Records.
Años atrás me mencionaste que eras tímida, que salir al escenario te costaba. ¿Seguís viviendo el momento del vivo con cierto temor?
–En verdad no le temo al vivo; lo que no me gusta es estar esperando: ese momento me mata. Yo quisiera estar en la prueba de sonido y que, de repente, arrancara el show. Show que, por cierto, es una responsabilidad, porque los demás esperan cosas de ti. Mi preocupación es que todo pase de manera natural para que ese arte tenga una finalidad, una utilidad en las personas. Si eso no sucediera, el evento sería incompleto.
¿Ese es el fin último que motoriza tus canciones, serles útil a las personas?
–En los conciertos, sí. Por lo demás, la música es mi necesidad. Es mi vida desde que tengo seis años. No puede ser casualidad. Porque de chica la tenía loca (¡pero loca!) a mi mamá con la música; insistí mucho en esa área y ella vio la necesidad en mí y la estimuló. Me ocupó el tiempo en talleres hasta que pudiera entrar en el conservatorio.
El conservatorio Amadeo Roldán, donde te graduaste como la primera tresera mujer de Cuba...
–De casualidad. Estaba estudiando guitarra clásica y, por la discriminación racial de un profesor, casi abandono la carrera. Entonces decidí pasarme a un instrumento que antes no existía en el conservatorio –el tres– y, así, cambió mi vida. Porque al momento de graduarme hice el servicio social (que es la devolución que uno hace cuando termina la carrera) tocando en una agrupación que me contactó porque necesitaba una tresera y, así, casi de repente, estaba en México girando.
La multiinstrumentista Yusa presentará su nuevo material los viernes 9, 16, 23 y 30 de noviembre a las 21.30 en CAFF, Sánchez de Bustamante 764. Entradas $ 80. El 9 de noviembre la acompañarán Liliana Vitale, Verónica Condomí y Eliana Liuni; el 16, Tonolec; el 23, Ana Prada; el 30, Steinar Raknes (contrabajista de Chick Corea) y Loli Molina.
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