Viernes, 9 de noviembre de 2012 | Hoy
ESCENAS
Feminidad e identidad a través de la adaptación de un texto clandestino de 1700, primer documento escrito sobre travestismo.
Por Sonia Jaroslavsky
También conocida como Madame de Sancy o Condesa Des Barres, Yo así surge del interés del equipo de investigación teatral de El Brío Teatro en el abordaje del tópico del encuentro o desencuentro entre el deseo y la moral establecida. Las memorias del Abate de Choisy que toma Nayla Pose para crear su propia dramaturgia en el espectáculo datan del 1700 y las problemáticas que recorre toda la novela son lisa y llanamente la censura y el discurso hegemónico de la norma, temas que siguen vigentes. Otro tema interesante que permite desarrollar esta personalidad es el de la postura política de la Iglesia como institución. Choisy era abate y travesti. Sus memorias fueron copiadas en la clandestinidad e impresas fuera de Francia, donde circularon como literatura prohibida. Es recién en 1862 cuando Paul Lacroix completará la edición pirata bajo el título de Aventuras del Abate de Choisy vestido de mujer, convirtiéndose éste en el primer documento escrito sobre travestismo. Yo así interpela a la feminidad, a la sensualidad, el deseo y lo prohibido que comulgan en la persona de Choisy. La Condesa, al travestirse, sólo deseará jóvenes mujercitas en el esplendor de su ingenuidad y virginidad.
Su directora afirma que es una obra muy femenina: “La feminidad como lugar donde la pulsión del deseo todavía tiene mucho que enseñarnos”.
Con una interpretación exquisita a cargo de Claudio Quinteros y con un elenco que se completa y trabaja armoniosamente a cargo de Anabella Bacigalupo, Laura Stabach, Ramiro Aguayo, Fabiana Mozota y Gina Aiello, Nayla Pose explicó a Las12 que posterior a la escritura de la obra apareció de manera contundente y en el trabajo con estos actores lo vinculado a la identidad, la educación, lo heredado y, como consecuencia, la cuestión de género (cultural y biológico): “La escritura se configuró en términos realistas con algunas fisuras poéticas (principalmente con relación a la línea de tiempo del relato). Quería que lo que había para contar se entendiera y que el espectador se identificara o tuviera cierta empatía con el personaje cuestionado moralmente. Con la puesta en escena se buscó trabajar desde la construcción de un mundo verosímil, simple y a la vez poético, que permitiera un margen para la imaginación del espectador”.
El trabajo actoral y físico en todos los casos está vinculado a un cuerpo presente en escena. En el abordaje del personaje que hizo la directora con Quinteros se buscó correrlo del cuerpo del travesti grotesco o del hombre que hace de mujer. “Hay un dato muy interesante –explica Nayla– en las memorias de Choisy: el personaje tiene una definición sexual hétero (en tanto su constitución biológica), le gustan las mujeres. Y a la vez se considera mujer, por lo tanto se viste de mujer. Esa fascinación con el mundo femenino no podía ser banalizada, por eso buscamos la construcción del cuerpo y la voz en un borde que se encuentre con lo más íntimo de lo femenino. El interés de Claudio se ancló en abordar una temática que le provocara un desafío actoral, valor que responde a la ética de nuestra investigación.”
El espectáculo se completa con un espacio que hace hincapié en la profundidad de campo, propia de la fisonomía del lugar, que fue tomada creativamente por la directora: “La conformación del espacio está íntimamente ligada a la génesis del material, es junto con la temática de la obra uno de los puntos disparadores más contundentes en nuestra manera de trabajar. Primero apareció la profundidad y luego los rincones. El espacio invitó a pensar la imagen teatral como planos de cine”.
Viernes a las 22 (hasta el 23 de noviembre inclusive) en El Brío Teatro: Alvarez Thomas 1582. Reservas: 4551-6213. $ 40 y $ 30 (descuentos a estudiantes y jubilados).
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