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En una feria de variedades de la Europa de los años ’40, el ilusionista húngaro Harry Vansky, estrella de la compañía, realiza su truco de escapismo. Pero esta vez, luego de permanecer diez minutos bajo el agua, el baúl no se abre. ¿El baúl está vacío o Harry está adentro? Cada una de las mujeres de su vida se debate entre llorar su muerte o aceptar un misterioso escape. Ellas son: las asistentes siamesas, la aprendiz, la esposa, la amante y la perfumista. Todas se desprenden del trabajo corporal, gestual y de voz que realiza Paula Ransenberg, actriz y dramaturga del unipersonal Para mí sos hermosa. Las seis mujeres se pasean por esta historia como por una inquietante y bella galería de posibles mundos femeninos donde hay ilusiones, ausencias, presencias, amores y dolores. “Todas ellas nacieron del puro juego”, revela Paula. Desde siempre se sintió atraída por el mundo de las ferias de variedades antiguas, donde lo bello se mezcla con lo bizarro. El teatro es juego y es magia, y esa magia se cuela en la interpretación de estas mujeres que transitan el deseo, la soledad y el recuerdo de una ausencia, la del amado Harry. En ese desfilar de universos, las mujeres que Ransenberg saca de su propia galera ponen en escena qué hace cada una de ellas con esa desaparición/ ¿huida? ¿Cómo se construyen otra vez a partir de la ausencia? “Presentía que dentro de la palabra ilusión había un mundo por explorar. Ilusión como deseo y motor para hacer cosas, e ilusión como mentira, como engaño y como refugio ante algo que nos hace mal. Inmediatamente aparecieron dos mundos: el del circo, la magia y el de las relaciones amorosas. Donde hay ilusión hay ilusos con una gran necesidad. Ilusos los espectadores que asisten al teatro o al circo para ser bellamente engañados, ilusos los enamorados e ilusos los artistas que quieren escapar de una realidad a la que no terminan de adaptarse”.

Las mujeres de Para mí sos hermosa nacieron de un vaivén de juegos y pensamientos. En ellas hay risas, llanto, desesperación, ilusiones, juegos de espejos... Y ninguna prescinde de la magia: La Magnética, femme fatal italiana con literales poderes magnéticos; Erna, la anciana perfumista húngara; Ether, la mujer que desaparece; las siamesas Trixie y Lizzy, una buena y otra mala, una ilusa, la otra cínica; La Viuda inspirada en Bess, la verdadera esposa de Harry Houdini, y Gabriela, nieta de Harry y quien deja su profesión de abogada para dedicarse a la magia. “Ella es la más cercana a mí por historia familiar: soy nieta de judíos alemanes que escaparon del nazismo”, puntualiza Paula.

Para crear estos mundos femeninos, Paula se deslizó entre imágenes y sensaciones que fueron apareciendo. Pero hubo una historia que la atravesó desde pequeña. El mago de Oz. “Recuerdo que los personajes hacen un gran camino lleno de peligros para llegar a ver al Gran Mago, quien les cumplirá sus deseos más grandes y les curará sus heridas más dolorosas. Pero cuando llegan descubren que el Gran Mago es un engaño, un farsante rodeado de un gran aparato ilusorio. Las mujeres ven a Harry como al mago de Oz, él es el hombre, el amante, el marido, el maestro, el genio; el punto es qué les pasa cuando él desaparece.”

Para mí sos hermosa es la traducción del título de la canción que se canta en la obra, “Bei mir bist du shein”, una vieja canción en idish que el Mago les cantaba a todas sus mujeres. “Esa declaración implica siempre a dos personas, a quien la dice y a quien la escucha, otra vez el espejo. Son palabras mágicas, poderosas. Creer en ellas es lo que hace vivir a estas mujeres y lo que me hace a mí disfrutar de la vida y de hacer teatro.”

Este es su segundo trabajo unipersonal, después de Sólo lo frágil, donde la actriz se desdoblaba en cinco personajes que se interconectaban a través de elementos escénicos. Una vez más, Paula Ransenberg suma misterio al detallado registro que construye del universo femenino de sus personajes.l

Para mí sos hermosa. Dirección: Marcelo Nacci. Domingos a las 17 en Timbre 4, Boedo 640.