Viernes, 16 de agosto de 2013 | Hoy
Por Carla Conte *
Grande fue mi indignación cuando leí el título de la nota de la Revista Pronto: “Esta vez voy a parir en la terraza o en la bañera”. ¿Cómo puede ser que después de charlar tan amenamente con una periodista y una fotógrafa que tuvo dos partos en su casa, termine yo quedando como semejante boluda? No me gustó. La nota me pareció que estaba buena. Se me habían ocurrido títulos horribles posibles, pero nunca se me ocurrió éste...
¿Qué es lo que me molestaba más? ¿Quedar como una boluda? ¿Que todo el mundo se riera de mí? ¿Que dijeran ‘otra famosa ridícula que no sabe qué inventar para hacerse notar’? Todo era posible, pero los días fueron pasando y fui llegando a algunas conclusiones...
Soy una más de las mujeres que intenta elegir cómo, dónde y con quién parir porque es mi derecho y porque en mi país no es lo más común tener un parto respetado. Una gran mayoría cree que un parto respetado es en casa. ¿Por qué se cree esto? Porque hay un interés enorme en que se genere esta confusión, porque hay intereses económicos muy grandes en juego, porque el negocio del nacimiento es enooooorme.
Un parto respetado es solamente un parto en el que se respetan los tiempos fisiológicos de cada mujer, sus deseos (que pueden ser, por ejemplo, caminar mientras está en trabajo de parto, comer, dormir, bañarse). Es un parto en donde se le consulta a la parturienta, se le propone y no se le exige. No se la obliga a tomar una posición sino que se la deja en libertad para moverse, no se le corta la vagina con una episiotomía de rutina si no es necesario. No se la separa de su bebé porque sí... y podría seguir.
La realidad es que esto podría suceder en todas las salas de parto públicas y privadas de nuestro país, sería mejor, sería mucho más económico porque habría mucho menos intervenciones, perooo... por supuesto que no es así. Las salas de parto en donde esto sucede las tenemos contadas porque son muy poquitas, pero muy valiosas.
A nadie le conviene que las mujeres nos enteremos de que el parto respetado es nuestro derecho.
Mirá si a partir de mañana todas pedimos la reglamentación de la ley de parto respetado; mirá si pedimos parir en cuclillas, como nos conviene fisiológicamente, y no acostadas, como le conviene al médico; mirá si todas nos negamos rotundamente a que nos separen de nuestros bebés recién nacidos para practicarles rutinas invasivas, innecesarias para ese momento; mirá si a partir de mañana todas nos ponemos a pensar cómo nos gustaría parir, qué necesitamos, qué no...
Es mi derecho elegir cómo parir, y el de todas. En nuestro país se hace muy difícil elegir cómo parir porque el Estado no nos garantiza el respeto que nos merecemos en el parto, los hospitales públicos no están preparados para que las mujeres entren acompañadas, muchas mujeres son atadas a las camas de parto y, sin compañía, son obligadas a parir en condiciones horrorosas.
Mirá si mañana todas juntas salimos a decir que no nos alcanzan 45 días de licencia. ¡Queremos más!
* Conductora de Nac & Rock en FM Nacional Rock 93.7.
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