Viernes, 27 de septiembre de 2013 | Hoy
SALUD
En la agenda de los movimientos de mujeres y de todos los colectivos que reclaman por la soberanía de cada quien sobre el propio cuerpo, el 28 de septiembre es el Día de Acción Global por el Derecho al Aborto Legal. Buena oportunidad para revisar las redes de resistencia y solidaridad que se han creado para desafiar la penalización y la clandestinidad del derecho a decidir. Desde socorristas que ven a las mujeres en persona hasta lesbianas que atienden líneas por teléfono y militantes políticas que en consejerías de salud ayudan a las mujeres a abortar a través del misoprostol. Acciones que son un valioso “mientras tanto” se llegue a consagrar el acceso al aborto legal, seguro y gratuito como una política de salud pública.
Por Luciana Peker
Las dos rayitas fulminan la mirada. No es esperado, no es deseado, no es posible. No es un embarazo que se quiera continuar aunque el test marque esas dos rayitas que pueden expulsar a una mujer a un derrotero de maltratos. La clandestinidad en la Argentina sigue. Y hasta que no se logre derribar no se van a poder hacer abortos legales, seguros y gratuitos. La clandestinidad sigue, pero el desamparo no. O, al menos, se está intentando que no. Que cada vez haya menos mujeres que estén solas. Desde distintas miradas, puntos de vista, formas de trabajar y organizaciones sociales, políticas, públicas se extienden por todo el país consejerías sobre cómo tener abortos seguros a través del misoprostol. Ya no se trata de una experiencia aislada, sino de un verdadero fenómeno federal y multiplicado por experiencias de diversas activistas que ayudan a otras mujeres a ser autónomas y a poder salir ilesas de su derecho a un aborto seguro. En la Ciudad de Buenos Aires, Morón, La Matanza, Rosario, La Pampa, Bahía Blanca, Mendoza, Neuquén, Rafaela (Santa Fe), Córdoba y otros puntos del país están ubicadas las feministas que atienden las llamadas, los locales partidarios y los blogs o las redes sociales donde se atienden las consultas de las mujeres.
De hecho, este año, en el Encuentro Nacional de Mujeres ya está aprobado un taller sobre “Mujeres y usos seguros del misoprostol en la lucha por el aborto legal”. El destino deseable es la legalización, pero las mujeres que hoy tienen que pasar por una interrupción del embarazo pueden buscar en otras mujeres formas de exigir sus derechos, de ser autónomas o de sentirse acompañadas. “Las redes de solidaridad y empoderamiento colectivo que está generando la circulación de la información, conseguir las pastillas y el acompañamiento entre amigas, vecinas, hermanas y compañeras es recuperar esas complicidades del género femenino resquebrajado –no perdido definitivamente– por el patriarcado”, resalta Vanesa Vásquez Laba, investigadora de la Universidad de San Martín.
La primera línea que empezó a funcionar es “Aborto, más información, menos riesgos” hace cuatro años. Ya tienen un recorrido de veinte mil llamadas y un promedio de cinco mil llamadas por año que llegan a responder entre dieciocho personas de lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto, militantes de Nuevo Encuentro, lesbianas, Putos Peronistas de Rosario y –se están por incorporar– activistas de 15 de Julio en Mendoza. Luciana Sánchez, abogada, militante de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, mira este recorrido: “Un cambio fundamental es que al principio nos decían que íbamos a ir presas y a partir de estos años fuimos mostrando que el marco legal en el contexto actual generaba condiciones. El Ministerio de Salud de la Nación tiene dos guías de consejerías pre y post aborto. Desde 2009 hasta ahora muchas militantes feministas y lesbianas han ido perdiendo el miedo a la represión. Es una muestra de que ahora es un derecho y se puede ir por más. Nuestra consigna es por el acceso igualitario al aborto legal, seguro y gratuito”.
Desde los mismos lineamientos que “Aborto, más información, menos riesgos”, trabaja Emelina Alonso, referente del Frente de Mujeres de Nuevo Encuentro en la Ciudad de Buenos Aires. Ella plantea: “Fomentamos autonomía y desdramatizamos. Ese sentido común del drama sobre el aborto que está en la sociedad es una carga que nosotras creemos que no se tiene que trasladar a las mujeres. Por eso evitamos tomar decisiones por ellas y paternalizarlas. El plus es que no sólo sacamos el aborto del closet al desestigmatizarlo conceptualmente y en la acción, sino que además lo ubicamos en el corazón mismo de la práctica política: el local partidario en el barrio. Acá en Buenos Aires, donde el PRO quiere retroceder más allá del Código Penal de 1921, ésa es la acción política que debatimos y entendimos que teníamos que encarar. En Morón, donde tenemos la responsabilidad de la gestión, las consejerías sobre aborto con misoprostol se hacen desde los centros de atención primaria de la salud”.
Carolina Reynoso es la directora del largometraje documental Yo aborto. Tú abortas. Todxs callamos, que se estrena el 7 de noviembre en el Espacio Incaa Cine Gaumont. En su película se ven algunas de las experiencias de mujeres que abortaron ayudadas por otras mujeres. “El aborto medicamentoso con misoprostol permitió que dos de la protagonistas pudieran hacerlo con seguridad y con acompañamiento, gracias a mujeres organizadas que estuvieron a su lado ante la decisión de interrumpir un embarazo. Una de las protagonistas del documental es Vero, una piba de 25 años de un barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y durante su testimonio se autodefine como madre, murguera, ama de casa y defensora de los derechos de animales y niñxs. Ante la desesperación que le suscitó descubrir que estaba embarazada sin desearlo, salió a caminar por el barrio buscando una mano amiga, que encontró en las militantes de La Capitana. Romi y Vanesa la acompañaron en este proceso desde la primera ecografía a la última (es decir pre y post aborto). En el camino una red de mujeres, profesionales y solidaridades permitieron que Vero estuviera acompañada, informada y que tuviera acceso a las pastillas misoprostol. Este recorrido tuvo varias consecuencias importantes en su vida: abortó con seguridad (aunque aún esté inserta en un marco de clandestinidad y criminalización), estrechó lazos de sororidad con otras mujeres del barrio y se empoderó. En sus palabras lo dice así: “Yo antes pensaba que tenía que hacer lo que mi marido quería, pero no es así; es mi cuerpo, yo decido”. La otra mujer que cuenta que abortó con misoprostol en la película se llama Relmu, es lideresa mapuche y la casa en la que vive junto a sus tres hijxs y su compañero está enclavada en el corazón del yacimiento. Ante la noticia de un embarazo no deseado, Relmu recurrió rápidamente al colectivo feminista La Revuelta de Neuquén, a quienes conocía de la lucha en el territorio”.
Una de las organizaciones que más creció fue la de las Socorristas en red. En Neuquén una palabra define el barullo que se federaliza: La Revuelta. Ese es el nombre de la organización en la que activa Ruth Zurbriggen y que, desde allí, ahora motoriza Socorristas en red y también se incluye en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Ruth además está de gira con la obra Al pie de la teta, en la que reparten el folleto “Dora la abortadora”.
Ella es una de las creadoras de Socorro Rosa, que se fue multiplicando por el país y explica su significado: “Son una apuesta política para el mientras tanto pero también para cuando sea legal en el país. Para el mientras tanto, porque las mujeres abortan bajo su propia ley cuando han decidido que un embarazo es inviable con sus vidas o con ese momento de sus vidas. Y dado que van a hacerlo, vale la pena apostar a usos seguros de misoprostol. También buscamos combatir el negocio del aborto clandestino de médicos inescrupulosos que lucran con la necesidad y la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos”. El aborto con misoprostol dentro de las 12 semanas no es riesgoso y una mujer puede practicarlo en su casa. Esa práctica es acompañada por socorristas y trae alivio para el momento que se vive. Así lo significan muchas mujeres luego de su práctica. “Alivio y seguridad de saber que estabas, que me llamaste para saber de mí, que podía llamarte y consultarte qué me estaba pasando, alivio porque sabés que del otro lado hay alguien que no te juzga, que te acompaña”, son algunas de las ideas que nos dejan muchas mujeres. Propugnamos acompañamientos feministas, acompañamientos que buscan amplificar los sentidos de sororidad con quienes recurren a nosotras.”
En Córdoba empezaron a funcionar en marzo del 2012. Antes estaba el boca a boca, pero a partir de esa fecha comenzaron a articularse. Son ocho activistas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que vienen de diferentes espacios como un colectivo feminista, una biblioteca popular, un movimiento campesino o Médicos del Mundo. Ellas hacen un primer contacto telefónico con las mujeres socorridas y después se encuentran en una plaza, un bar o una universidad. A veces hacen encuentros colectivos para compartir datos. Por ejemplo, dónde conseguir misoprostol, qué decir ante el acoso médico o, simplemente, se abrazan y alientan en las despedidas.
Lidia Zurbriggen, de las Socorristas de Córdoba, cuenta: “El día que inician el procedimiento nos avisan y estamos comunicadas por mensaje o llamadas al teléfono de la línea, nos avisan cuándo expulsan y a los quince días aproximadamente nos volvemos a comunicar para saber si hicieron el control post aborto. Muchas veces no tenemos respuesta, sabemos que quieren borrar ese hecho de sus vidas y por lo tanto el contacto con nosotras. Otras muestran agradecimiento. Hoy una joven con la que sólo tuve contacto telefónico porque decidió continuar con el embarazo puso textual: “Muchísimas gracias por todo!!! Felicitaciones por lo que hacen!!! Son de gran ayuda!!! Gracias!!!”. Mientras que otra mujer que les pidió ayuda porque no quería volver a ser madre les dijo: “Yo lo que más pensaba es en la edad y que con los siete chicos yo ya estoy desgastada y no tengo las mismas pilas para seguir”.
¿Qué se siente en esta militancia activa en donde no se leen consignas sino que se ayuda activa y vivencialmente? Lidia comparte: “Personalmente voy a los encuentros en mi bicicleta, disfruto muchísimo del andar y de regreso siento que volvimos a desafiar a este Estado controlador de nuestras vidas y cuerpos, me llena de alegría, me emociona”.
Los viernes, de 18.00 a 20.00 horas, funciona en La Tablada, en el partido de La Matanza, una consejería sobre salud sexual y reproductiva. Florencia Maffeo, activista de la Mesa por el aborto legal, seguro y gratuito del oeste, explica: “Se basa en la idea de la salud comunitaria, buscamos socializar información y empoderar a las personas. Para nosotras es muy importante la articulación con el barrio y las organizaciones de la zona, así como con centros de salud amigables”. “Esta es un forma de sacar el aborto de la clandestinidad, es parte de nuestra estrategia de lucha. Hacemos los socorrismos pero no dejamos de pedir que el aborto sea legal, seguro y gratuito”, realza Florencia.
En agosto de este año inauguraron su línea telefónica y ya reciben tres consultas por semana y una por mail. Se llama “Rosa te escucha”. El nombre nace de “la conjunción entre la imagen de la revolucionaria Rosa Luxemburgo, la articulación con los socorros rosas de los años ‘70 y su actualización con las socorristas en red en Argentina, y la idea de ‘Doña Rosa’, que siempre tiene consejos útiles bajo la manga en el barrio. ¿Rosa de lejos? No, Rosa la del oeste del conurbano, la que te pasa direcciones útiles de consejerías pre y post aborto, te indica el paso a paso de cómo hacer un aborto seguro con misoprostol hasta la semana 12 y te escucha, porque a veces las mujeres sólo necesitamos sentir que no estamos solas en la clandestinidad del aborto”, subrayan.
Dahiana Belfiori, integrante de Enredadera, grupo de mujeres y feministas de Rafaela, Santa Fe, define: “Las mujeres abortamos a lo largo y a lo ancho del país; decidir acompañarlas, a la vez que permite apoderamientos, colectiviza la experiencia y reduce los riesgos de la clandestinidad de aquellas que acceden a los socorrismos, lo que constituye un límite real”.
¿Qué pasa con el acceso al misoprostol? Porque, si bien, desde la línea telefónica se puede informar cómo hacer el procedimiento, las mujeres tienen que conseguir las pastillas para realizarlo. Sánchez indica: “Se duplicó la cantidad de mujeres que compran con receta el misoprostol. Son menos las mujeres que compran el misoprostol fuera de la farmacia. Hay cada vez más médicos que recetan. Nosotras lo atribuimos a la información. Trabajamos mucho cómo exigir esos derechos y son más los profesionales que se animan a recetar en el ámbito público porque si no recetaban en el ámbito privado y en el público se hacían los giles. Han ido perdiendo los miedos. En un contexto donde el aborto está restringido, recetar es esencial para la reducción de riesgos. El acceso al misoprostol mejoró mucho. En 2010 comprar una caja salía 17 por ciento del salario básico y ahora el 11 por ciento, es súper importante porque para las personas pobres uno de los gastos más grandes que tienen es en medicamentos. Y el misoprostol sale entre 400 y 450 la caja de 16 pastillas y se usan, hasta la semana 12, tres dosis de cuatro pastillas, en total doce pastillas”.
Por su parte, Paola García Rey, coordinadora de Protección de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional Argentina, contextualiza que la clandestinidad del aborto inclina los costos también del aborto medicamentoso: “Una consecuencia directa de la criminalización del aborto es que obliga a las mujeres a recurrir a circuitos clandestinos: tanto a clínicas o centros no habilitados, en donde las condiciones de higiene, contención y salubridad no son las adecuadas, o a métodos caseros, que ponen en riesgo la vida y salud de las mujeres. Entre estos últimos está justamente la compra de medicamentos como el misoprostol, cuya venta se ha vuelto un negocio para aquellos que los venden a mujeres desesperadas, a precio que superan tres o cuatro veces el valor real. Desde Amnistía Internacional continuamos nuestro trabajo para que se entienda que el aborto debe ser parte de los servicios médicos y que es necesario que se despenalice por completo”.
Sin embargo, para muchas el antes y el después del misoprostol es tajante. “Ahora las mujeres pueden encarar sin la intervención medica su decisión de abortar, sin duda es liberador y revolucionario.” La definición es tajante. La que lo dice también. Es la médica Gabriela Luchetti, la ex jefa de Servicio de Ginecología del Hospital Castro Rendon de Neuquén y actual docente e investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Comahue. Por eso, apoya estas redes de mujeres: “Contar con grupos de la comunidad para que las instruyan y las acompañen se convierte también en algo muy revolucionario por la resistencia que implica a la prohibición y el silencio”.
–En los países donde el aborto es legal se usan los dos métodos, en algunos se decide según la edad gestacional y en otros según la elección de la usuaria. Pero acá crece porque es la forma más accesible de abortar, más barata, más discreta y poco riesgosa.
Para el aborto quirúrgico se requiere la intervención de una persona idónea, en general un médico, equipamiento y habilidades mínimas, lo que pasa es que cumpliendo estos requisitos algunas mujeres (las que lo pueden pagar) lo prefieren porque se resuelve como mucho en media hora, en cambio con el misoprostol por allí pasa más tiempo y hay más ansiedad, la repetición de las dosis, los controles, y es por eso que conviene acompañar el proceso.
–Hay que recurrir al hospital si la magnitud de la hemorragia supera determinados límites. Por ejemplo, el manchado de tres paños completos en una hora. O, en realidad, si existen servicios amigables ante la menor duda o si hay algún temor, hay que ir porque no es función de los médicos averiguar qué pasó o censurar la decisión, sino evacuar las dudas y contener los temores.
Las redes que se están tejiendo pueden ser muy efectivas mientras se espera la legalización del aborto. Porque en el mientras tanto las mujeres no quedan congeladas como estatuas. Y, además, como una forma también de construir redes que quedarán para el futuro. Lo bueno es que una militancia que, hasta hace unos años, sólo era teórica, pudo construir redes para ayudar efectivamente a las mujeres de las que sólo hablaba en los carteles y con las que ahora habla por teléfono o personalmente. Si lo personal es político, la militancia feminista dio un salto enorme a poder empoderar personalmente a las mujeres. Y multiplicar esa tarea.
Mientras que se sigue peleando por el objetivo de máxima con la mira puesta en el Congreso Nacional en el que hoy –de 12 a 14 horas– se realiza un abrazo verde para reclamar el debate del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo presentado por la Campaña por cuarta vez en el año 2012. Elsa Schvartzman, integrante del Foro por los Derechos Reproductivos y de la Campaña, remarca: “Luchamos por la legalización. El aborto medicamentoso es una estrategia de reducción de daños, de efectiva participación en el derecho a la información, como posibilidad de que las mujeres podamos apropiarnos de técnicas en uso precisamente para no llegar a situaciones de consecuencias peligrosas”.
Por su parte, Martha Rosenberg, psicoanalista, feminista, integrante de La Campaña, reflexiona: “La práctica del aborto voluntario medicamentoso con misoprostol está muy difundida y ha hecho menos peligrosas las condiciones en que las mujeres acceden a interrumpir clandestinamente sus embarazos. Además las visibiliza como agentes de sus decisiones, con relativa autonomía del sistema médico. Alrededor de esta práctica se han desarrollado interesantes experiencias de solidaridad que fortalecen y organizan para la acción política directa, que en definitiva incluye a todos los abortos. Todo aborto es político. Esto no implica que el status de delito que para nuestras leyes merece castigo y estigmatización de sus protagonistas se modifique. Por eso, seguimos insistiendo en que es imprescindible producir el cambio legal e instituir el derecho que asiste a cada una a decidir su destino ante un embarazo involuntario. Queremos legalizar el aborto. Las consejerías son muy buenas, pero la práctica del aborto sigue siendo ilegal y clandestina. Vamos por el derecho al aborto”, demanda.
La línea aborto más información, menos riesgos: 0111566647070 y ww.abortoconpastillas.info (se puede bajar el manual)
Rosa te escucha: 1568004560 / [email protected]
Socorristas en red: http://socorristasenred.blogspot.com.ar/
La Revuelta: www.larevuelta.com.ar
Mujeres de Nuevo Encuentro: www.facebook.com/MujeresEDE.caba, Twitter: @mujerencuentro mail: [email protected]
consejerías abiertas de lunes a jueves de 18.30 a 21.30 horas. Lunes en Comuna 5: Sánchez de Loria 1149 (Boedo); martes en Comuna 1: Brasil 1760 (Constitución); miércoles en Comuna 3: Pasaje Zelaya 3026 (Abasto); jueves en Comuna 12: Av. Triunvirato 5601 (Villa Urquiza).
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