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Viernes, 8 de agosto de 2014

COSAS VEREDES

Escuchen todas

Nace School of Doodle, una inspiradora escuela online con actividades extracurriculares, creada exclusivamente para chicas. Con clases dictadas por Kim Gordon y Cat Power, la idea es potenciar las voces femeninas y hacer todo el ruido posible.

 Por Guadalupe Treibel

Mientras en cualquier institución educativa tradicional se pide silencio para reclamar la atención de la clase, una escuelita online se jacta de su revolucionario lema. “Sean ruidosas”, declama School of Doodle, el venidero secundario virtual para adolescentes que abrirá sus “puertas” antes de que termine el año. ¡Algarabía de mocitas con sed de formación! Con jarana más que justificada. Al fin y al cabo, no todos los días una iniciativa con enfoque de género arriba con la intención de “activar la imaginación a través del entretenimiento y la educación comunitaria”, con métodos poco convencionales (no hay calificaciones) y con un batallón de Maestras (así, con mayúscula) listas para desenfundar el conocimiento y compartirlo con espíritu punkrock. Porque, entre las curiosidades de School of Doodle (en castellano, Escuela del Garabato), descolla la novedad de contar con docentes como Kim Gordon, Sia, Chan Marshall (Cat Power) y Marina Abramovic, entre otras.

Como bonus track, otro batallón de destacables –con Yoko Ono a la cabeza– han dado el visto bueno a la novedosa plataforma, colaborando activamente para que logre financiación. Financiación que, vía crowdfunding, fue obtenida en tiempo record, pasando recientemente los 75 mil dólares requeridos para poner el proyecto en acción. Sin más, en apenas tres días, la campaña había recaudado 40 mil billetes, gracias a generosas donaciones de público general, gustoso en alentar un emprendimiento que, para colmo de bienes, impartirá las clases en forma gratuita. A los dadivosos contribuyentes, una retribución a tono: garabatos de puño y letra de los (ya mencionados) figurones, más otro tanto de las actrices Lili Taylor y Natasha Lyonne, Sarah Silverman o, incluso, de Courtney Love. Qué va: hasta las Pussy Riot pusieron el gancho.

Pero, ¿cómo funcionará este sistema extracurricular, que intenta complementar la enseñanza oficial? Con videos/lecciones grabadas por visionarias –incluida la historia de los fanzines, cómo hacer temas con tres acordes, etcétera–. Luego, al final del día, un desafío pondrá a prueba lo aprendido por las niñatas que, de pasar con honores, sumarán “dólares Doodle”. El simbólico cash será, más tarde, canjeado por paseos recreativos en el mundo real (ir a un set de filmación, a un estudio de grabación, entre otros) o por lecciones en vivo con las profesoras (por ejemplo, un videochat donde Cat Power enseña a escribir una canción). “Contenido creado por heroínas y por pares”, adelantan las creadoras, focalizadas en concientizar a las jovencitas de que no debería ser un privilegio sino un hecho dado: opinar, pensar, crear, manifestarse y, sobre todo, trenzar lazos comunitarios.

Al fin de cuentas, ésa fue la idea motora que pergeñó Molly Logan, cofundadora del proyecto, tres años atrás, y que ahora pone en marcha. Con una intención clara, dicho sea de paso: “hacer que la cultura sea más accesible y se dibuje por fuera de las instituciones”. Para modelar tamaña empresa, tomó por inspiración a la Academia Khan, una organización de aprendizaje online y gratuito orientado a la ciencia y la tecnología. Y tomó en cuenta, además, la necesidad de fortalecer la creatividad de las muchachas en un contexto donde no se las juzgue ni reprima, donde su voz sea valorada. “Las chicas adolescentes son nuestro futuro”, aclara ML, que aspira a romper “la brecha de confianza que existe entre varones y mujeres” para que las damitas “comiencen a valorarse a sí mismas y aprendan a hacer ruido”. “Nuestra visión es lograr un mundo donde no pidan permiso para hablar. Nuestro objetivo es promover y proteger sus imaginaciones”, destaca el acta de declaraciones.

“La sociedad le está fallando a las jóvenes al no alentar el derecho a que sus cuerpos, mentes e intelectos sean respetados. Y aún más importante: el derecho a tener opiniones propias. Realmente siento que las teens pueden ganar sentido de comunidad en forma internacional a través de algo tan inspirador como School of Doodle. Las ayudará a articular metas comunes y volverse individuos más fuertes e informados y, luego, adultos responsables”, ofrece la vivificada –y participante– Cat Power. “Aprecio cualquier iniciativa ‘Hazlo tú Misma’ que intente infiltrarse entre las normas de la sociedad actual. Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar a que prospere”, agrega Chan M., exultante ante la posibilidad de “empoderar a jóvenes líderes y futuras pensadoras”.

¿Y qué mejor estímulo para tan noble fin que dictar clases abiertas vía Internet con estrellas de espíritu feminista? El laboratorio prepara la marcha; las maestras sacan arcilla y guitarra, mientras afinan la School of Doodle. Sólo resta esperar que inaugure para que rompa la horma; para que lo único que moldee a la juventud sea la libertad de manifestarse. ¿Alguien más tiene el deseo imperioso de volver a ser adolescente?

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