Viernes, 6 de febrero de 2015 | Hoy
ALBúMINA
Por Guadalupe Treibel
Resulta que un buen día la joven diseñadora Anouk Wipprecht cayó en la cuenta de que la moda andaba sueltita de microcontroladores y, conforme a su vocación tecno-innovadora, decidió solventar tamaño mal. Acto seguido: su seguidilla de prendas que zurcen ciencia y alta costura, amén de engordar el famoso (y emergente) mundillo fashion-tech. Con una vedette de ocasión, dicho sea de paso: el Spider Dress 2.0, vestidito arácnido que no para de hacer olas con sus extremidades inteligentes, que accionan acorde con el ambiente y con quien lo lleva. Porque, de acercarse abruptamente un extraño o registrar altos niveles de estrés la dueña, las patas robóticas se ponen –literalmente– a la defensiva. “Si una persona se acerca en forma agresiva, se activa la posición de ataque. De hacerlo en circunstancias tranquilas, el propio producto hace señas suaves y sugerentes para que el sujeto continúe arrimándose”, ofrece la inventora holandesa, ducha en sensores, procesadores Inter Edison, impresiones 3D y “creaciones que tengan una utilidad”.
Porque aunque no falte quien interprete la obra como una materialización posmoderna de aquella parábola anotada por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en 1851 (“El dilema del erizo”, donde erinacinos friolentos necesitan el calor corporal de sus coetáneos, pero no soportan la íntima y punzante aproximación de los demás), también está la pertinente lectura literal. Que, a decir de la razón es sencilla: no toda cercanía corporal –o, para el caso, contacto físico– es bien recibido; y, en ocasiones, disuadir al intruso necesita subrayada señal. Cualquier dama que haya viajado en hora pico entenderá la idea... Y festejará otras obras pergeñadas por Wipprecht, como el outfit exoesquelético Synapse, que brilla cuando la usuaria está concentrada, advirtiendo al entorno que no es buen momento para interrumpirla. “El futuro ya llegó, y luce estupendo”, vitorean unas cuantas, deseosas –con justificada emoción– de probarse los modelitos sci-fi que recuerdan a una Ripley alienada. Con las patas de punta.
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