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Viernes, 6 de febrero de 2015

MUESTRAS

Pioneras y aguerridas

Un puñado de mujeres poblaron las remotas islas Malvinas en las primeras décadas del siglo XIX: sus historias y hazañas, injustamente ignoradas, son reveladas en uno de los espacios del flamante Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

 Por Noemí Ciollaro

María Sáez de Vernet fue la esposa del primer gobernador argentino de las islas, antes de la invasión y colonización por parte del Imperio Británico. En 1829 llegó a Puerto Luis, en la isla Soledad, con tres hijos y embarazada; más un piano y una nutrida biblioteca. Mujer culta y dada a escribir, desde el primer día comenzó un diario en el que relató minuciosa y cálidamente la vida cotidiana en la colonia, las costumbres de la población india, europea y negra, las carreras de cuadreras, los bailes, los casamientos y las características del pequeño pueblo a orillas del Atlántico Sur. Su cuarta hija, primera ciudadana nacida en ese suelo, fue llamada Malvina; luego tuvo cuatro hijxs más. En noviembre de 1832, Vernet y su familia abandonaron las islas con destino a Buenos Aires; esto ocurrió poco antes de la ocupación británica de las Malvinas, en 1833. María Sáez falleció en Buenos Aires en 1858. Su diario es un valioso documento histórico y está en custodia en el Archivo General de la Nación.

Otra María, llamada “la Grande”, “María Vieja” o “la Reina”, nacida en Paraguay y cacica de los tehuelches, llegó a Soledad en 1831 para acordar con el gobernador Vernet el intercambio entre las islas y el continente. Y él realmente la recibió como a una reina; su esposa relata en el diario que comieron asado con cuero y bebieron vino, y que durante el tiempo que permaneció en la isla surgió una cálida amistad entre ellas. La Grande tenía cinco hijxs y hablaba castellano; vivía en el continente, en la bahía San Gregorio, rodeada por quince toldos y 120 guerreros bajo su mando. Tenía aproximadamente 40 años, lucía aros con una imagen de la Virgen María y se cubría con un quillango de piel. Intercambiaba carne, pieles, mantas de guanaco y plumas de ñandú por espadas, cuchillos, tabaco, yerba, frenos, monturas, harina, azúcar y alcohol. Vernet le obsequió un hermoso vestido azul, y frenos, espuelas y estribos hechos especialmente para ella por el herrero de Soledad.

La cacica dominaba desde el estrecho de Magallanes hasta el río Negro y logró que los blancos reconociesen los derechos de los tehuelches sobre el ganado. A su muerte, el duelo duró tres días y tres noches.

Hace casi 49 años Malvinas fue escenario de otro hecho histórico, el 28 de septiembre de 1966, un grupo de 18 jóvenes peronistas, estudiantes y obreros, entre ellos una mujer, María Cristina Verrier, realizaron el “Operativo Cóndor” en plena dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía. En lo que fue un acto simbólico, desviaron un avión de pasajeros de Aerolíneas Argentinas e hicieron que el comandante lo aterrizara en las Malvinas. Allí desplegaron siete banderas argentinas y distribuyeron material impreso reivindicando la soberanía argentina sobre las islas. María Cristina era periodista, dramaturga y compañera de Dardo Cabo, el militante que dirigía la acción. El Operativo les costó tres años de cárcel; Dardo y María Cristina se casaron estando detenidos. El fue secuestrado y asesinado por la dictadura militar en 1977.

Las siete banderas izadas en las islas fueron entregadas por María Cristina Verrier a la presidenta Cristina Kirchner en la inauguración del Museo, quien depositó una de ellas en una vitrina. Estas y otras historias pueblan la galería de “Las Valientes”.

Museo Malvinas: Av. del Libertador 8151, Ex ESMA, CABA; de miércoles a viernes, de 10 a 18, y sábados, domingos y feriados, de 12 a 20.

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