CONSEJITOS DE MARU BON BON
Sepa por qué depilarse es buenos en algunas ocasiones y desaconsejable en otras
No, muchachos, no miren hacia otro lado porque esta reflexión también les compete. ¿O acaso vosotros no luchais contra las pilosidades extras que aparecen aquí o acullá en zonas tan extrañas como narices, orejas, espaldas y mejillas? Sepan que depilarse es quitarse pelos más allá de la crueldad del método elegido por el/la poseedor/a/s de los mismas/os. Y aunque nosotros tenemos tradición en esto de avenirse a lo que nos ha sido impuesto, no siempre es bueno andar quitándose lo que naturaleza/eso tan graciosamente ha otorgado. A saber:
Exceder los límites tiene costo: ¿Ah no?. ¿Han probado mis queridas/os frotarse la zona recién lacerada contra otra que se mantiene virgen de torturas? ¿Conocen acaso del grosor de los pelos de las zonas pudendas? ¿Saben que el papel de lija puede ser un arma en manos de un amante desconsiderado/ada? Es por eso que el cavado tiene un límite, queridos y queridas amigos/as de cada semana. No quieran volver a la tierna infancia, que eso es imposible. Y si lo hacen, denle tiempo a la zona a curtirse.
Exceder los límites, parte 2: Somos bichos/mujeres/(ponga aquí lo que corresponda) de cultura. Y ésta, la nuestra, recortarse lo que sobra resulta un hábito higiénico los/las más de los casos/osas. Y además, ¿por qué condenar a quien atiende nuestros favores a arcadas, convulsiones y pesquisas inútiles en busca de ese extraño que va y viene de la boca a la garganta? ¿Eh? Vamos, que un recorte al menos, un desenredo tal vez, también puede ser un acto de amor.
Exceder los límites, recargado: Diga no al teñido de las partes, niéguese a las rastas que emergen de las orejas, evite los diseños geométricos para señalizar el punto caramelo. Deje que otro/tra los encuentre, que para eso estamos hechas/chos/es, para buscar en los insondables caminos/sendas que el destino/a nos impone. Y así libar los tesoros/tesoretes que para nosotros/as están preparados.