TALK SHOW
Una tanda muy larga
Por Moira Soto
Hasta ahora, además de las tandas específicamente publicitarias –de las que ya no nos salvamos ni en muchas de las señales de cable–, teníamos los llamados avisos subliminales o chivos, deslizados en tiras y/o unitarios de producción local (planos de tal o cual producto que es consumido por algunos de los personajes, o puesto simplemente para fijar marca), así como las menciones vendedoras de conductores y/o panelistas de shows periodísticos, de entretenimientos, etcétera. Todo lo dicho sin olvidar los múltiples canjes que aparecen en los títulos finales de casi todos los programas de TV abierta. Pero el rebaño de chivos y afines va por más, avanza imparable, encabritado por así decirlo, y ya puede ocurrirque el/la telespectador/a se confunda en algún momento y no sepa si está viendo el bloque de ficción o la tanda de publicidad.
En Los Felipe, la telecomedia familiar del mediodía dominical de Telefé -versión algo mejorada de Los de la esquina, de Canal 7–, lo subliminal, indirecto, de soslayo, colateral, se ha vuelto rotunda evidencia, sinceramiento sin vueltas. Por cierto, en el programa aparecen distintos productos en primero, segundo plano sólo para que se vea envase y marca, como es usual. Pero, de pronto, nos topamos con más de un corto publicitario inserto dentro del relato: el pastelero reta al ayudante que está armando las facturas: “Póngale la mermelada y que no se le caiga”. Primer plano de dulce X y respuesta del chico: “No hable pavadas, que ésta no se cae”. Detrás de ellos, el purificador X espera turno para ser vendido. Ya ocurrirá. Antes, Diego Martínez, empleado en una firma de electrodomésticos (primer plano del nombre de la empresa), delante de una heladera X, le cuenta a una clienta las incitantes condiciones de pago: $ 949 de contado o 16 cuotas de 85 pesos con 60, crédito muy sencillo de obtener, le anuncia, mientras un cartel detrás nos avisa que las cuotas pueden ser de hasta 24. Más adelante, un tal Freddy, el cancherito del barrio (excelente Peto Menahem), se está haciendo lustrar el calzado con producto X bien a la vista; por si no captamos el mensaje, el lustrador exhibe el envase de marras y comenta: “Con el brillo mágico de X va a ser un campeón brillante”. Luego, el propio Freddy da lecciones de golf poniendo un bollito sobre levadura X, y dice que detrás está el lago, refiriéndose al purificador X, y aclara: “Esto te purifica el agua, te saca el cloro”.
Entre un aviso y otro –además de los de la tanda–, en Los Felipe se va hilvanando un relato que guarda algunas semejanzas con Los de la esquina: pareja madura (Hugo Arana y Ana María Picchio) con una hija (y un hijo de él, el ubicuo Fabián Gianola), y una amiga instalada en la casa, más los laburantes de la panadería y amigos del barrio. También tenemos a un villano (el siempre digno Héctor Calori) que es el padre de la chica Renata, enamorada de Felipe (Gianola), quien apenas la besó (“fue un toque”). Y, créase o no, el anticuado progenitor quiere obligar al panadero a que se case son la niña besada y encaprichada. De lo contrario, amenaza, venderá la panadería. Qué nervios, imagínense: ¿se salvará el negocio de los Felipe? Lo sabremos en el próximo capítulo. No se aceptan apuestas.
Asimismo, hay en esta comedia dominguera otras situaciones de conflicto: ¿se arreglará la pelea –generada por ella– entre Fiorentino y Arana? Sí: al cierre, todos contentos. ¿Se amigarán la madre enojada y la hija adolescente que pasó la noche afuera sin avisar? Sííí, y mamá Picchio cerrará el emotivo reencuentro acuñando esta declaración: “Siempre vas a poder hablar con tu mamá”.
Queda claro que los principales personajes masculinos, excepción hecha del villano (¡que se llama Mardoso!) y de Freddy el mandaparte, son un pan de Dios. Entre las chicas, las hay buenas (Lucy, Gaby) y otras no tanto: Betty (Picchio) y Sofía (Fiorentino) tienden a victimizarse, a autocompadecerse y actúan de mala fe, aprovechándose de la cortedad de Pepe (Arana). La segunda es particularmente injusta al acusarlo de miñón de las cavernas, hombre primitivo, eslabón perdido, y después irle con el cuento de que la maltrató a Betty. ¿No será que los guionistas consideran a Sofía una rara especie de feminista? Si así fuera, habría que darle la razón al Vaticano.
Los Felipe, los domingos a las 13.30 por Telefé.