Viernes, 23 de febrero de 2007 | Hoy
INUTILíSIMO
Eso de creer que la coquetería femenina sólo debe funcionar puertas afuera del hogar, a la hora de salir de visita, al teatro, al cine o al restaurante, es un error garrafal en el que no deberíamos caer jamás, ni siquiera en casos de mucha prisa o de extremo cansancio. El estar siempre prolijas, arregladitas, peinadas, con un ligero toque de maquillaje, nos hará sentir mejor en la intimidad, incluso completamente a solas, al realizar determinadas labores domésticas.
Como bien sostenía la revista Mucho Gusto en 1965, “la elegancia debe mantenerse en todo momento: entre el escobillón y el plumero, o entre sartenes y ollas. Con las manos enharinadas o frente al bebé que golpea la sopa con la cuchara” (sic). ¿Y qué recurso mejor para lucir ese chic permanente puertas adentro que una variada y funcional colección de delantales? La publicación citada propone por lo menos cuatro, a saber:
Para ordenar la casa. Con gran bolsillo que abarca la parte delantera de la falda, cosido para obtener divisiones (donde colocar limpiadores, cepillos, etc.), pechera y anchos breteles. Se realiza con un metro de algodón liso de 90 centímetros de ancho, 25 centímetros de algodón floreado y bien contrastante para ribetear.
La hora de la cocina. Con bolsita aplicada y agarradera haciendo juego, se confecciona con 45 centímetros de algodón estampado y 25 centímetros de la misma tela lisa, más dos metros de bies para la terminación.
El almuerzo de los chicos. Enterizo, sin corte en la cintura, con adorno en relieve y una manopla al tono, también ornamentada. En cuadrillé rosa o azul de 65 centímetros de largo y 90 de ancho, más 80 centímetros de trencilla o, si se prefiere, entredós.
Especial para reposteras. Es decir, el delantal que vemos en la ilustración, con canesú, manguitas y practiquísimo bolsillo central. Lleva dos metros de algodón floreado con fondo oscuro, bies necesario para el ribete del color de las flores. Es de lo más sencillo de hacer: se dibuja en papel de molde el canesú, la falda, las mangas, el bolsillo en pico (la punta va cosida). Se corta la tela, se frunce la parte de la pollera y se unen las diversas piezas en un periquete. Como podrán apreciar, este modelo, además de ser gracioso y muy femenino, protege en forma total la ropa que llevamos debajo (cuyos colores en lo posible deben combinar bien) y nos da libertad total (de movimientos). Por si todo esto fuera poco, es una prenda –si la oportunidad así lo requiere– apta para la etapa del embarazo. Desde luego, si estamos en plan de austeridad, este delantal (lo mismo que los demás modelos) se puede realizar con esas sábanas en desuso que guardamos para reciclar, adaptándonos al diseño del que disponemos, aunque también podemos permitirnos un simpático composé. Todo sea por salvaguardar nuestra imagen, aunque las papas quemen o haya que sacarlas del fuego.
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