Llegó la hora de poner orden con sentido práctico en la cocina: basta de especias rodando por cualquier lado y nosotras sin poder encontrar el orégano en el momento justo de preparar la pizza ni la nuez moscada al cocinar la salsa blanca; basta de manos y muñecas quemadas al sacar el pastel de papas del horno; basta de repasadores hechos un bollo húmedo, inhallables la mayor parte de las veces... La revista Mucho Gusto Nº 92, del 27 de junio de 1974, nos trae “soluciones para que el orden sea una realidad gracias a manualidades muy divertidas y sencillas de realizar. Con una pequeña ayuda de su esposo, a quien sin duda le gustará practicar como carpintero”, muy pronto podrá tener la cocina hecha un verdadero chiche gracias a las artesanías que nos propone la citada publicación.

La idea es que fabriquemos en casa un simpático portaespecias, una manopla florida, un recipiente para colocar cucharas de madera, mortero, espátulas, etcétera. He aquí los materiales necesarios: madera de pino de 1,5 cm de espesor, papel de lija, clavos, cola sintética, esmalte sintético para pintar, 3 broches de madera (de colgar la ropa), 3 ganchos de pared, 4 topes de goma. Y para la manopla protectora, un retazo de tela de algodón estampada en colores vivos (se ven menos las inevitables manchas de grasa), franela para el forro, espuma de nylon.

El perchero se realiza con un rectángulo de madera de 31 por 13 cm, lijado y pintado con esmalte. Luego se marca sobre otra madera el perfil de tres frutas diferentes (manzana, limón, frutilla) y se pinta cada una de su color. Pegar con cola en el centro de cada fruta, por detrás, un broche y ubicar en el perchero dejando un centímetro de separación entre las frutas.

El portaespecias para seis frasquitos de igual forma y tamaño se hace siguiendo el esquema de la ilustración, dibujando y cortando la madera central, los laterales, la base y los listones con las medidas indicadas. Lijar, armar, encolar, clavar los laterales sobre la parte central, apoyar sobre la base, encartar los separadores por las ranuras, ubicar en las perforaciones un palo redondo a modo de manija y terminar con los listones a los costados. Clavar los topes de goma en los cuatro vértices de la base. Dibujar en los laterales el motivo de la frutilla (haciendo juego con el perchero) y pintar a gusto.

Ya está listo, entonces, en menos que canta un gallo el monísimo portaespecias. Después de hacerlo, con todo el ahorro que representa además de la funcionalidad, tanto el recipiente para cubiertos de madera como –sobre todo– la manopla, les resultarán sin duda alguna un juego de niños.