Viernes, 11 de noviembre de 2005 | Hoy
MONDO FISHON
Sobre cada asiento esperaba una pequeña tarta de chocolate y, aunque era sábado a la mañana, el lugar estalló de gente: contra todos los pronósticos (eran agoreros), en lugar de las 900 personas para las que tiene capacidad el salón, eran 1300 las que se apiñaron el sábado pasado para ver el desfile de cierre de la Pasarela de Milán, una de las fechas más top del calendario internacional de la moda. ¿A título de qué tanto escándalo? La colección de Elena Miró iba a ser enteramente desfilada por modelos talle 46, y aún más: había sido diseñada pensando en chicas de ese volumen, habida cuenta de que el 35 por ciento de las mujeres europeas tiene ese talle, o alguno más (y que ese porcentaje va en aumento). “No se trata de ocultar a la mujer que usa esas tallas sino de algo tan lícito como embellecerla”, sostuvo Elena Miroglio, la diseñadora que desafió a especialistas, público y paparazzi fashion con prendas y actitudes seductoras más allá de (o quizás a causa de) redondeces varias. Lo más difícil, al parecer, fue encontrar a las modelos adecuadas, pero finalmente el grupo Miroglio dio con 20 chicas llegadas desde Canadá, Estados Unidos y Escandinavia, que en algún momento deben haber sentido la responsabilidad de ser quienes, con los sones de Rapsodia en blue como cortina, pusieran el cuerpito propiamente dicho para sentar tendencias. Se sabe: lo que sube a las pasarelas milanesas termina imponiéndose, más temprano que tarde, por todos lados. Veremos. Por lo pronto, Elena Miró fue de lo más coherente. A la salida del desfile, ofreció unos bocadillos antilight: lasagna y mortadela.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.