ARQUETIPAS
La madre obsesiva
Por Sandra Russo
–¿Laura? ¡Por fin! ¡Te dejé como tres mensajes!
–Ay, no doy más. Recién llego. ¿Qué hora es? ¡Ya son las tres!
–¿Estás muy ocupada? Te llamo a la noche.
–No, no, contame ahora. Tengo un rato. A las tres y media tengo que ir a buscar a Ramiro, que sale de natación.
–¿Y de dónde venís tan agitada?
–De comprarle a Malena unos marcadores de punta fina que no había conseguido por acá. Tuve que ir hasta el Once. La calle está imposible.
–¿Viste? Hay marchas y manifestaciones por todas partes. Recién vengo de la facultad y...
–¿Hoy es martes?
–Sí, ¿por?
–¡Malena empieza el taller de coreografía y no le compré las cintas elásticas azules!
–¿Para qué quiere cintas elásticas azules?
–Qué sé yo. Le pidieron. Bueno, ¿y vos?
–No sabés. Estoy organizando un seminario en Mendoza.
–¿En serio?
–Sí, la charla del otro día funcionó bárbaro, y hoy me llamó...
–¡Mañana es miércoles!
–Sí, Laura, si hoy es martes... ¿Qué pasa el miércoles?
–Ramiro necesita sí o sí los libros de inglés. Se los voy a comprar usados a una madre de un chico de cuarto, pero la tengo que llamar ya, porque si no, no me los va a traer. ¡Seis libros le pidieron! ¿A vos te parece, en este momento pedir seis libros de inglés? Comprando usados, por lo menos, ahorro la mitad.
–Ajá.
–Carlos y yo ya hablamos con los chicos, porque imaginate que no podemos seguir pagando tantos talleres. Uno cada uno. Punto. Hay que poner límites. Bueno, ¿qué me decías?
–Que a fin de mes doy el seminario sobre Intersubjetividad en Mendoza. Se hace camino al andar, ¿viste?
–...y al andar se hace camino y al volver la vista... ¡¡Carajo!! ¡¡Otra vez me olvidé de pedir el turno para el oculista de Malena!!
–Bueno, pedilo ahora. ¿Qué le pasa a Malena? ¿Tiene algún problema?
–No, rutina. Pero alguna vez la tengo que llevar. Ay, estoy harta, el dentista de Ramiro, el oculista de Malena, los libros de inglés, las cintas elásticas azules, la reunión de padres, el pijama party, el disfraz para teatro, la vida de Mozart para música, las olimpíadas de matemáticas, uf, querida, y eso que solamente tengo dos...
–Bueno, Laura, mejor te llamo en otro momento, estás a mil.
–Pero no, nena, contame del seminario, dale, que todavía tengo cinco minutos.
–Mirá que son las tres y cuarto.
–Tenés razón. Los de natación son muy puntuales. Y no quiero que el nene se quede esperando, ¿viste? Prefiero que me vea apenas sale de la pileta.
–Che, ¿no te estarás convirtiendo en una madre obsesiva?
–¿En una madre qué...?