Viernes, 25 de noviembre de 2005 | Hoy
URBANIDADES
Por S.V.
Martes, medianoche, después de uno de los mejores episodios de Mujeres asesinas (“Patricia vengadora”, en el que Bárbara Lombardo acuchilla a un padre abusador con la cara de Mario Pasik). Roberto Pettinato da paso a nota, tema: Sebastián Wainraich recorriendo la fiesta aniversario de la revista Paparazzi. Venía fácil.
Escena 1:
Seba llega a la fiesta.
S.W.: –Bueno, vamos a hablar con algunas de las chicas... no quiero decir gatos... pero... digamos que nunca llegaría a casa y diría: “Mamá, te presento a mi novia”... pero sí diría: “Papá, mirá lo que me comí anoche”.
Escena 2:
Seba, el simpático Seba, se encuentra con una travesti de sonrisa generosa y nombre desconocido (al menos, por nos).
S. W.: –¡¿Qué te pasó?!
T(ravesti) A(nónima): –Bienvenido a Temaikén.
S. W.: –Yo, si intento salir así a la calle, en casa me dicen: “No salgas así, ridículo”.
T. A.: –Bueno, papá me decía lo mismo.
S. W.: –¿Papá vive?
T. A.: –No.
S. W.: –Es obvio.
Escena 3:
Seba, el cada vez más encantador Seba, se cruza con una chica de escote descocado y (científicamente) abultado.
S. W.: –¿Cuánto te costaron?
C(hica): –¿Las tetas?
S. W.: –Sí.
C.: –Y... cinco mil pesos.
Seba, darling, pelado de nuestras noches televisivas, volvé a Kitsch, que ya parecés uno de los chicos open mind de CQC). (Y eso que, al cierre de esta edición, todavía no había salido al aire la cobertura que el programa de los muchachos de negro hizo de la Marcha del Orgullo.)
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