Por Graciela Römer *

Yo creo que se está dando una ola de feminización en los gobiernos de toda América latina y esto obedece a un mecanismo de marketing del propio sistema para acercar la política a la gente. Es interesante lo paradójico del caso argentino porque fue puntero en la democratización de género con la ley de cupo de 1991 y, sin embargo, fue uno de los países latinoamericanos con menor presencia femenina en cargos ejecutivos, a diferencia de lo que sucedió en Chile, Brasil o Colombia, donde hubo y hay gobernadoras o ministras importantes. Sin embargo, esto es una espiral donde más allá de las motivaciones que pueden dar origen a un movimiento pro género se produce un cambio cualitativo importante que no tiene retorno y que va a cambiar la cultura política de Latinoamérica.

Pero también hay que tener en cuenta que hay que hacer una tarea de resocialización de valores machistas en varones y mujeres porque en los sondeos de opinión pública se ve que hay restricciones a la participación de las mujeres en la política por una cultura machista muy marcada y una autolimitación femenina también muy importante, a tal punto que cuando les preguntamos a las mujeres a qué cargo aspirarían ellas contestan que se ven como asesoras u ocupando un cargo de segunda línea, mientras que los hombres se imaginan como presidentes. En este sentido, el hecho de que existan presidentas, senadoras, gobernadoras y ministras en cargos de primer nivel va a servir para naturalizar que la mujer demande estar en cargos ejecutivos igual que el hombre.

* Socióloga y analista de opinión pública.