No descanses en paz, alza los brazos
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.
No sé quién fuiste pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos
repartiendo venganza s y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirate la última piedra?
Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras
las madres incesantes, las rameras
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste,
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.
Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
nio bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para defender a muerte.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones.
Sucede que ya no aguanto
que en la calle me grités
a la primera de cambio:
"¡Tenías que ser mujer!"
Soy mujer y me equivoco
pero vos, ¿quién te creés?
¿Valentina la astronauta,
Evita, sor Juana Inés?
Sos el león de la Metro,
mucha porra y poco rey.
No me vengas con rugidos
que no hay selva por acá
y no soy ninguna fiera
ni la mona de Tarzán.
Yo fallo por accidente
y no por fatalidad.
Cuando agarre la manija
no sé si lo haré tan mal
como ustedes, que arremeten
gobernando marcha atrás.
Conmigo te equivocaste
de programa y de canal.
Me tomaste por tu abuela
que aguantó sin pestañear.
Si tenés el monopolio
del acierto universal
yo te dejo vía libre
pero vos, dejame en paz.
Y cuando las papas quemen
¡arreglate sin mamá!
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