FúTBOL › EN LA DEFINICION A 12 PASOS, GANO EL EQUIPO DE BIANCHI 3 A 1
Boca aplicó el código penal
El partido entre Boca y Milan terminó igualado 1 a 1 y, como en el alargue no hubo más goles, la Copa Intercontinental debió definirse con penales y allí se impuso el cuadro argentino, que convirtió 3 de los 4 tiros que pateó mientras que los italianos sólo metieron 1 de 4. El partido fue parejo, muy pensado por los dos equipos, con pocas llegadas de verdadero peligro. El cuadro argentino planteó el juego de igual a igual y terminó ganando merecidamente.
› Por Juan José Panno
Penal 1: Va Pirlo, que había jugado un gran partido y le había dicho “tomá Tomasson” al delantero danés cuando le dio un extraordinario pase en el gol. Va medio cansado, Pirlo. Abbondanzieri no tiene idea de cómo patea los penales Pirlo, pero sabe de historia y entonces imagina que la pelota va a ir a media altura sobre su derecha. Imagina bien. Fíjese a la derecha de su pantalla, señora. Como Roma con Delem en el ‘62. Cero a cero.
Penal 2: Va Schiavi, que en las dos horas de juego había sacado todo, pero ahora tiene la obligación de meterla. Toma carrera corta, apunta, tira, le pega fuerte abajo, a la derecha de Dida, que tiene fama de cuco, de arquero atajador que se adelanta mucho, pero Dida ni se adelanta ni ataja. Uno a cero Boca.
Penal 3: Va Rui Costa. Abbondanzieri no tiene ni idea de cómo patea Rui Costa, sólo conoce mucho de Shevchenko y sabe que no hay que darle un centímetro y por eso lo atoró fenómeno en una de las últimas jugadas del partido. Rui Costa es portugués, de un país finito que acostumbra a la gente a andar por los bordes y patea contra el límite del arco, junto al palo derecho de Abbondanzieri, que vuela pero no llega. Uno a uno.
Penal 4: Va Battaglia. Es el último acto de su obra con la camiseta azul y oro, antes de irse a España. Todo Boca espera un epílogo como el del Beto Acosta contra Vélez. Pero no hay final feliz: Dida ataja el remate a media altura sobre su derecha. Siguen uno a uno.
Penal 5: Va Seedorf. Lo mira fijo al Pato. “Pato o gallareta”, dice y prepara la escopeta. El Pato huye hacia su derecha. El holandés patea hacia la izquierda, alto, altísimo, como para bajar a cien aves volando. Desde el piso, el arquero de Boca celebra que la pelota siga atravesando el cielo de Japón. No se sabe bien a qué hora aterrizó. Siguen uno a uno.
Penal 6: Va Donnet, cuya presencia en el encuentro estuvo en duda, pero en la definición por penales no. Donnet, que había hecho un gol de zurda en el partido, ahora amenaza con la otra pierna. Dida duda. Donnet no, y le pega a la derecha, arriba. Dos a uno Boca.
Penal 7: Va Costacurta, que no es Rui Costa ni mucho menos. ¿Costa curta o Costa en curda? Le pesa el partido, le pesan los años, le pesa tal vez la imagen agrandada del arquero Superpato. Toma carrera para sacar un cañonazo, tira, patea el pasto, levanta tierrita, la pelota sale mansita, pif, pif, pif, hacia la nada, hacia Abbondanzieri que rechaza casi sin proponérselo. El arquero de Boca no sabía cómo patea los penales Costacurta, nunca imaginó que los pateara así. El penal quedará con una marca indeleble en la historia del fútbol mundial y al pobre tano Costacurta le quedará el estigma para siempre. Siguen dos a uno.
Penal 8: Va Cascini. ¿Alguien podía imaginar hace un año y medio que Cascini iba a jugar en Boca, iba a ganar un campeonato local, una Libertadores y algo más? Ni el mismo Cascini. Boca tiene doble match point. Cascini mira el lado derecho, le pega de lleno, con su blanco botín derecho y hace blanco en la red de Dida. Tres a uno. Boca campeón.
Lo más impactante de la final Intercontinental fue esa definición por penales que inclinó una balanza que se había mantenido en equilibrio durante los 120 minutos de juego. En el ajedrez con destellos de fútbol que había sido el partido sólo hubo fracciones breves en las que uno de los dos equipos prevaleció nítidamente. Milan tuvo su cuarto de hora con el gol y el tiro en el palo de Kaká; Boca quiso más y estuvo cerca en el primer tiempo del alargue cuando se dio cuenta de que le quedaba más resto físico. El equipo de Bianchi, que tuvo la solidez que lo caracteriza y arriesgó poco, pero nunca menos que su rival, redondeó una actuación correcta y mostró que, aun dando la ventaja de no poder contar enteramente con Tevez, estaba a la altura de las circunstancias.
Ganó bien Boca. Modestamente. Dignamente. Merecidamente.
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