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Una vez más, las penurias volvieron a cubrir el presente de River como hace dos años, en cada definición de los últimos tres torneos locales. Si bien la semana había comenzado con euforia por el triunfo ante Racing en tiempo de descuento, con el correr de las horas el panorama se fue oscureciendo hasta convertirse en negro. El último jueves el equipo fue eliminado de la Copa Libertadores por el Gremio de Brasil, y se volvió con una goleada que duele más por la actitud expuesta que por la propia despedida. Para cerrar la escena, la derrota de ayer ante Lanús no sólo lo postergó en el festejo de su trigésimo título, sino que abre un gran interrogante acerca de cómo podrá superar la incertidumbre pensando en el futuro.
A pesar de que su principal perseguidor, Gimnasia, ya estaba perdiendo rápidamente en Rosario, al equipo conducido por Ramón Díaz le faltó el carácter necesario para definir todo a su favor. Ahora tendrá una nueva chance el próximo domingo cuando reciba a Argentinos, que necesita imperiosamente una victoria para esquivar el descenso directo a la B Nacional. Para colmo, River no contará en ese encuentro con Ariel Ortega, que hoy viajará con el seleccionado argentino que comenzará su preparación para el Mundial de Japón y Corea. Encima, otro que también podría quedarse afuera es Andrés D’Alessandro, que ayer recibió la quinta tarjeta amarilla. En este caso, River deberá definir por quién solicita el artículo 225: el volante o el arquero Angel Comizzo.
Luego del duro golpe en Porto Alegre, uno de los principales cuestionamientos de los simpatizantes de River fue la imagen que dejó el equipo en Brasil. Por ello, cuando parecía que todo podía cambiar en el estadio de Lanús, el equipo siguió sumergido en la impotencia que le hizo sumar una nueva frustración. Con la victoria por 1–0, el conjunto del Sur evitó el descenso directo, y ahora intentará esquivar también la Promoción.
Más allá de que River fue el que tuvo el protagonismo del juego en los primeros instantes del partido, a medida que corrían los minutos fue perdiendo esa pequeña superioridad. D’Alessandro estuvo muy activo en esos instantes, escapando de la marca de Romero, y llegó con peligro con un tiro que se fue por arriba. Recién a los 30 minutos, Lanús se acercó al juvenil arquero Lux con un cabezazo de Belloso, anticipándose en el primer palo. Tres minutos más tarde, el paraguayo Ayala iba a tener su oportunidad, pero su remate fue demasiado débil. Luego, cuando Gimnasia sufría el segundo gol de Central, D’Alessandro volvió a probar con un zurdazo que pasó cerca. Y en el final, cuando todo indicaba que la primera parte finalizaría en cero, Mauricio Romero clavó un violento zurdazo,tras un rechazo corto de Coudet para poner en ventaja a Lanús.
En la segunda mitad, el nerviosismo se apoderó de algunos jugadores de River, que perdieron claridad para poder llegar al empate. El líder intentó acercarse a Flores por el medio, pero encontró a una cerrada defensa local. Ni siquiera el ingresado Cuevas pudo sacar ventajas moviéndose por la derecha. Mientras River insistía, Lanús apostó al contraataque para explotar la velocidad de Belloso y Bustos. Por esa vía, el equipo de Daniel Córdoba pudo haber aumentado la cuenta pero falló varias veces en la definición. Primero lo tuvo Bustos, sólo ante Lux, después Bustos, y por último Mannara, pero ninguno acertó.
El festejo de Lanús del final fue la contracara de un River que no sabe cómo salir de su propio laberinto.