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Por Alejo Diz

Con su juego, Guillermo Marino desafía la histeria que caracteriza al fútbol argentino. El oriundo de Los Surgentes es de tranco lento y hábil. Como jamás se tiró al piso para emular esfuerzo y ganarse la aprobación de la tribuna, muchas veces fue víctima de la reprobación. Y hasta Héctor Veira se sumó a las quejas en el recordado “Marino, poné huevos, la puta que lo parió” que le disparó minutos después de ponerlo en la cancha en un encuentro frente a Boca. Marino es hoy la imagen del fútbol que tuvo el campeón. “Primero tuve que mejorar la parte mental”, asume ahora el volante ambidiestro pretendido por el Albacete. Pero, con su cambio de juego, Américo Gallego no dejó de insultarlo, aunque lo hiciera en privado: “En las prácticas –siempre a puertas cerradas– me reta cada vez que le puedo pegar al arco y no lo hago”, reconoce Marino. Lo que no asume el jugador es que el reto llegaba con una multa a saldar con el asado que el plantel compartía cada miércoles al mediodía. “Esas cosas me ayudaron mucho porque así gané en confianza”, admite el jugador.
Corre con paso cansino y hombros caídos. Pero con la pelota al pie fue lo mejor que mostró el Newell’s campeón. A saber: hizo un gol agónico para el triunfo ante Huracán, frente a Quilmes hizo un tanto para placer de la vista, ante Gimnasia finiquitó el mejor tanto que construyera el equipo y tiró dos asistencias –a Scocco con San Lorenzo y a Borghello con Boca– desequilibrantes. “Cuando repaso lo hecho, recuerdo algunas cosas de la pretemporada en Necochea. Corrimos mucho y el cuerpo técnico me hablaba siempre”, dice Marino.
–¿Cuándo asumieron que eran serios candidatos al título?
–Me parece que lo bueno fue que cada partido lo tomamos como una final. La mentalidad era tomar el próximo compromiso como el más importante. Para salir campeón todos los triunfos fueron importantes. Pero contra San Lorenzo y Boca sumamos puntos fundamentales para seguir arriba.
–¿Newell’s fue el equipo que mejor jugó en el torneo?
–Sí, creo que hemos demostrado ser el equipo más regular, el que siempre salió a jugar de la misma manera y creo que superamos a todos los rivales que tuvimos enfrente.
–Pero han tenido rachas negativas.
–Era lógico. Es imposible jugar siempre bien.
–¿Algún partido te hizo dudar de este equipo?
–Dudar no, pero sí hemos sabido que más allá de haber logrado la victoria pudimos jugar bien, como lo hicimos contra Almagro. Y contra Olimpo también hemos jugado mejor que el rival. Un partido donde no jugamos bien fue contra Banfield, aunque ellos no nos superaron. Ese fue un partido muy duro y parejo.
–La curiosidad de la campaña es que fueron campeones tras debutar en el torneo con una derrota ante Vélez.
–No sé si es una curiosidad, esas son cosas que pueden pasar en el fútbol. Pero siempre nos recuperamos en momentos cruciales del torneo, donde quizá se esperaba que el equipo se caiga.
–¿Reconocés la diferencia que hubo en tu rendimiento entre este torneo y el anterior?
–Sí. En este torneo tuve la posibilidad de poder demostrar un poco más mi juego. La verdad es que estoy muy agradecido a este cuerpo técnico porque en todo momento me dio la libertad de jugar. El trabajo de la pretemporada, en médanos y arena, fue muy duro y los resultados están a la vista.
–¿Tu problema era más psicológico que físico?
–Era un poco de todo. Creo que todo influye en estos casos. Lo primero era seguramente la parte mental y eso va de la mano de la técnica, lo físico y el juego.
–Con 34 años, Rubén Capria logró su primer título. ¿Toman dimensión de lo obtuvieron?
–La verdad es que siempre fuimos conscientes de lo que nos jugamos. Pero cuando uno se pone a pensar si esto puede ocurrir de nuevo... Creo que es increíble lo que estamos viviendo.