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José Antonio Camacho, entrenador del seleccionado español, destacó tras la victoria 3-1 sobre Eslovenia que no le importa “lo que diga o haga” José Luis Chilavert, el arquero de Paraguay, próximo rival del combinado hispano en el Grupo B del Mundial. “A nosotros no nos importa lo que diga o haga Chilavert. Imagino que él intentará agarrar todos los balones que nosotros disparemos, pero más allá de eso me tiene sin cuidado lo que él manifieste”, remarcó el técnico español.
La polémica tuvo origen en declaraciones del propio paraguayo, quien relativizó el buen funcionamiento del seleccionado español y manifestó que “España no puede ser mejor equipo que Paraguay si en la clasificación para el Mundial tuvo como adversarios a Andorra, Islas Feroe o Malta”, entre otros. Chilavert cargó sus dardos hacia el seleccionado español y en reiteradas ocasiones expresó sus deseos de hacerle un gol a (Santiago) Cañizares, “un arquero mediocre” del combinado hispano. Cañizares se lesionó antes del inicio del Mundial, fue reemplazado por Iker Casillas, pero “Chila” no decreció en sus críticas. Y ahora anunció que convertirá dos goles frente a los españoles.
Las bravuconadas del arquero no inquietaron demasiado al capitán español, Fernando Hierro, quien dijo suelto de cuerpo: “Estamos preparados para enfrentarnos a un equipo difícil, no a una persona en particular. Chilavert no nos preocupa individualmente. Lo que pueda decir nos tiene sin cuidado”, enfatizó el defensor, autor del tercer tanto.
Camacho le dedicó el triunfo a los hinchas españoles. “Me alegro de haber ganado el primer partido por la gente. De todo el partido, me quedo con la ilusión de la gente que está disfrutando”, agregó. El estadio de Gwangju se pobló de cientos de camisetas rojas con banderas de España, pero la presencia de aficionados españoles fue muy escasa. Si hubo color rojo fue porque la organización del Mundial ha decidido vestir a muchos jóvenes de las ciudades sede con camisetas de las selecciones que disputan cada partido. No faltó tampoco una gran pancarta en uno de los fondos con la leyenda “queremos la victoria de España”, aunque en la zona opuesta del estadio había otra que, por supuesto, expresaba el mismo deseo para Eslovenia. Los organizadores de la Copa del Mundo no quieren quedar mal con nadie.