Huracán encontró la clave a partir de aceptar que era inferior en los papeles y vivió una tarde soñada. Con actitud, orden táctico y entrega, el equipo de Miguel Angel Brindisi quebró una racha de diez años sin ganar el clásico en condición de local, al vencer 3-0 a San Lorenzo. Carlos Quintana, Facundo Quiroga y Diego Rodríguez marcaron para el local, que se floreó sobre el final y le sacó seis puntos de ventaja a River en la tabla de los promedios.

Salir a jugar un clásico con muchos jugadores surgidos en el club siempre suma. En esa sintonía, Brindisi puso a siete juveniles que jugaron como si fuesen hinchas. San Lorenzo se había mostrado mejor en el arranque, posicionándose en el campo rival con el manejo de Romagnoli y las apariciones de Rivero por la derecha, ganándole la espalda a Rodríguez en todo momento. A pesar de su efímera superioridad, el visitante no llegaba con claridad y abusaba de los pelotazos frontales para Balsas.

Cuando promediaba el cuarto de hora, Quintana recibió un pase en el área, aguantó que Meza lo tironeara de la camiseta y sacó un fierrazo cruzado que marcó la apertura del marcador. A partir de allí, Huracán comenzó a justificar la ventaja, con el elegante traslado de Battaglia en compañía de Soplán.

Con un dispositivo utilitario, el local maniató a San Lorenzo, haciéndole sentir el rigor físico y encerrando entre los centrales a Romagnoli y a Menseguez, para luego salir rápido por las bandas. De esta manera, el visitante perdió la posibilidad de buscarlo a Balsas por arriba, debido al sometimiento que sufrían quienes debían abastecerlo. Para colmo de males, cuando lo buscaban por abajo, el uruguayo mostraba toda su limitación.

A pesar de haberse metido muy atrás en el arranque del segundo tiempo, Huracán volvió a golpear cuando Quiroga realizó una media vuelta, similar a la del primer gol, y aprovechó la potencia que traía la pelota desde el aire para sacar un disparo violento. Al ver que la desventaja era más amplia, San Lorenzo agravó su desesperación, cedió espacios atrás y quedó al borde del colapso. En ese momento, Brindisi hizo una buena lectura y mandó a la cancha a Lencina, con el objetivo de desequilibrar de contragolpe.

Para redondear una jornada de pura alegría quemera, Rodríguez puso cifras definitivas con un penal polémico, ya que Lunati no paró el juego cuando Meza estaba caído e hizo repetir la ejecución por un adelantamiento de Migliore, de esos que habitualmente no se cobran. Con el partido definido, San Lorenzo tuvo sus mejores chances, primero con un disparo de Rivero que Monzón mandó al corner y luego con un tiro de Rovira que dio en el palo. En el primer tiempo había tenido un buscapié de Aureliano Torres que Balsas no pudo conectar. Muy poco como para merecer al menos un empate.

Habían llegado como punto, pero los pibes, definidos así por sus hinchas, no tuvieron miedo de parar al Falcon de Ramón Díaz a puro entusiasmo y se llevaron todos los flashes de la tarde.

Informe: Andrés Pappagallo.

Estadio: Huracán.

Arbitro: Pablo Lunati.

Goles: 16m, Quintana (H); 51m, Quiroga (H); 71m, D. Rodríguez (H).

Cambios: 58m, Lencina (6) por Bottaro (H); 61m, Rovira por Balsas (SL); 62m, Filipetto por Lemos (H); 69m, Rusculleda por Benítez (SL); 73m, Tula por Meza (SL); 74m, Zárate por Nieto (H).