Desde Villa Carlos Paz

Después de una hegemonía de cinco años del francés Sebastián Loeb, el Rally de la Argentina inscribió un nuevo ganador en su historial, que cumplió 30 ediciones con una celebración devaluada en el camino, sin puntaje para el Mundial y con pocos participantes extranjeros. El casi desconocido finlandés Junho Hanninen, nacido en la tierra que mejores pilotos de rally ha producido, se quedó con la victoria de manera aplastante, ganando 11 de los 15 tramos especiales de la competencia disputada en los valles cordobeses. Pero la atención de la última jornada descansó sobre la pelea que por el cuarto lugar de la carrera, el rol del mejor piloto argentino y la victoria por el Campeonato Nacional, disputaron Federico Villagra y Gabriel Pozzo. El cetro quedó en manos del último, después de una sólida demostración de manejo. Villagra continuó sufriendo problemas de potencia en el motor de su Ford Fiesta S2000, mientras que Pozzo (foto) se mostró muy seguro al volante de su Subaru Impreza Grupo N. Entre Cosquín y Villa Allende, cruzando el Cerro Pan de Azúcar, el ex campeón mundial de Grupo N se apoderó de la vanguardia, arriesgando en las trepadas. “Es un camino que a mí me gusta mucho –le contó a Líbero– y sabíamos que el Subaru hace diferencias en ese tramo.” Para Villagra “no fue frustración” quedar detrás, aunque su rostro revelaba lo contrario. Skoda copó el podio con Hanninen, el inglés Guy Wilks y el checo Jan Kopecky. Pozzo quedó cuarto, a 2m43s de Hanninen y apenas 10s3 por delante de Villagra. El Rally de la Argentina vuelve a ser incluido en el Mundial el año próximo, del 5 al 8 de marzo. Volverán los Loeb y Cía. Difícilmente un argentino vuelva a tener chances de ganarlo. Esta vez pareció posible hasta que se puso en marcha. Fue una desilusión.