Casi en silencio llegaron a Río de Janeiro. Pocos sabían de sus reales expectativas, más allá de la difusión de los antecedentes de la figura masculina del binomio y de algunos resultados alcanzados en regatas preparatorias, sobre todo la segunda ubicación en el Mundial Santander 2014. Sin embargo, en esa falta de ruido mediático, Santiago Lange y Cecilia Carranza le dieron forma a un sueño que terminó siendo de oro: la dupla le dio a la Argentina la segunda medalla de oro con su triunfo en la clase Nacra 17 mixto. Esa presea puso a la vela en el segundo deporte que más medallas le permitió sumar a nuestro país en la historia olímpica. Con la de Lange-Carranza, ahora son diez.

Ingeniero, Lange llegó a Río con 54 años, luego de superar un cáncer de pulmón y de desarrollar una planificación cuidada al mínimo detalle porque la Nacra 17 es una categoría nueva dentro del universo olímpico, con barcos que literalmente vuelan en el agua (por momentos alcanzan los 24 nudos, algo así como 45 kilómetros por hora), y la exigencia de aceitar el funcionamiento de un equipo. Claro que en ese aspecto, la otra integrante de la dupla presentaba una foja de antecedentes que invitaban a la ilusión. Cecilia Carranza nació en Rosario y ha desarrollado una carrera plena de logros en la clase Laser Radial, en la que se consagró múltiple campeona argentina en juveniles y mayores, fue medalla de oro en los Panamericanos 2011 y en los Juegos Odesur 2014.

“Río será inolvidable para nosotros”, sintetizó con sencillez Lange, que tiene en Tokio 2020 una próxima meta. “Hay que pensar en eso ya. Planificar a largo plazo. Tenemos con Ceci un equipazo que te permite perder un año. Eso me da tranquilidad. Tenemos un cimiento sólido”, concluyó Lange, padre de Yago y Klaus Lange, que le dieron otra actuación de resonancia a la vela olímpica argentina al obtener un diploma por su séptima ubicación en la clase 49er masculina.